No sé por qué llevo años intentando escribir esta carta, quisiera hacerlo por la mañana, pero sé que no encontraré las mismas fuerzas que poseo ahora y me insisten en que tenés que leerla lo antes posible, para que "duela menos"... La verdad es que nunca dejaste de doler, ni siquiera en los momentos más felices, a veces dudaba si en realidad querías estar conmigo, yo justificando tus comentarios hirientes, dándote camino a seguir, pero no estoy escribiendo esto por eso, cierto?
Quiero confesar que no he sido totalmente honesta a lo largo de nuestra relación, pero que si he estado enamorada de una forma como nunca antes, sí, tal vez debí primero sanar para no curarme a tu lado y que eso implicara lastimarte .
Te amé con todas mis fuerzas hasta que nuestro amor me supo agrio, un día me di cuenta de que tal vez no quería seguir manteniendo una relación que claramente ya no era de dos, aún así buscaba llenar todos los espacios vacíos con el amor que podría faltarte, cuando la que se estaba vaciando por alguien que no intentaba devolver era yo...
Nunca intentaste frenar el tren que inevitablemente nos iba a impactar y se llevaría todo este tiempo, te llevaría a vos.
¿Qué nos hiciste?