Durante mi infancia dure mucho tiempo soñando con los besos: cómo sería mi primer beso, con quién sería, me gustaría, besaré a muchas personas? Tenía mil y un dudas, y buscaba en todos los libros de romance, las revistas juveniles y hasta en la televisión. Creía que los besos eran la mayor muestra de amor que se le podía dar a alguien y a cada persona que amas se le dan besos distintos porque así son los sentimientos que sientes por ellos .
La verdad es que con el tiempo descubrí que habían personas que te despiertan cierto nerviosismo, que te interesan de una forma distinta y te gustaría besarlos. No entiende por qué ni cómo, pero sabes que te gustaría hacerlo y ese instinto animal nos hace actuar de forma un poco irracional, por eso cuando somos jóvenes e interactuamos con alguien que nos gusta hacemos puras burradas; pero sólo es cuestión de tiempo para que aprendamos a manjear nuestro lado animal y mezclarlo con raciocinio para poder entablar lo que después llamaremos: Una relación.
Me puedo jactar de decir que todas las personas que he besado han sido personas que me han interesado de verdad, que me gustaban pero en realidad los quise? La respuesta es que no a la mayoría de chicos. Tengo 19 años y he besado a 6 chicos en total, pero de esos puedo decir que me descubri enamorada de 1 nada más. De todos esos chicos sé que entre más besaba más podía identificar que me gustaba y que no, porqué me entendía más fácil con alguno que con el anterior, y sé que eso suena como si fuera un colibrí que va de flor en flor, pero desde los 15 que dí mi primer beso a los 19 ha pasado bastante tiempo.
Mi primer beso fue a los 15, sí, y no me da vergüenza ni siento que fue demasiado tarde. Es más, siento que fue en el momento perfecto porque fue especial para mi y lo tomé con más madurez y no como producto de un juego o un reto estúpido. No obstante, yo creía que era feliz con esa persona y aunque se sentía muy bien besarlo no era gran cosa, no era una sensación extraorbitante que me hiciera volar, es más, cuando lo besaba era tan sólo estar con otra persona. Finalmente, cuando intentamos una relación no funcionó, porque faltaba algo que no estaba ahí, y entre eso que hacía falta, a mi me faltaba madurez, porque ahí descubrí que un beso no implica un noviazgo, y un verdadero noviazgo no son sólo besos.
Mi segundo beso (persona besada), irónicamente, es mi primer amor y nuestra historia es una tragicomedia de esas que amaríamos ver por la tele. Duramos un año juntos, besarlo sí era viajar por el espacio y danzar con las estrellas (y eso que yo no se bailar). Pero como todos adolescentes inexpertos, necesitabamos conocer más para comparar y saber que queríamos; ambos queríamos algo serio pero no sabíamos que era eso, no sabíamos como entablar bien una relación y peleabamos por tener la razón en vez de pelear juntos para sostener nuestra relación. No se preocupen que esta historia se compone.
Mi tercer y cuarto beso, bueno fueron chicos ligeros para olvidar ese gran amor. Un trago de whisky o de un vino fino no se puede bajar facilmente con agua, así que los besos eran buenos, digamos que sus técnicas de ejecución se sentían bien y eran disfrutables, pero hacía falta una conexión que no se puede explicar, sólo se tiene o no se tiene.
Tuve un deliz en un campeonato y mi instinto animal me pudo, así conocí a la quinta persona, fue algo de una sola noche y no volvió a pasar ni se volvió a dialogar. Mi fuero interno quería interacción carnal y aparentemente él igual. Se sentía bien pero el vacío persistia, me distrajo en una noche de copas, hasta ahí.
Aquí me volví a encontrar con mi primer amor, y cuando volvimos se sentía como en casa, se sentía cálido, agusto, yo era feliz y estaba completa. Él no era una necesidad para mi, sin él podría vivir bien y lo había hecho, pero era su compañía lo que me alegraba, saber que contaba con él. Convivir sin depender, respetar el espacio y los sueños del otro, motivar y apoyar, construir junto. Todo en positivo cuando nos uníamos. Incluso en todo coordinabamos: pensamiento, sentimientos, sexualmente, absolutamente todo. Si fueramos dos egranajes deberíamos estar juntos en cualquier mecánismo porque ningun otro, por más que fuese hecho a la medida podría encajar de igual forma que él y yo.
Lastimosamente nos descuidamos, nos entraron crisis, nos desconocimos y poco a poco nos perdímos. Yo comencé a creer que sentía eso ya por otra persona y por un desliz que él tuvo, por una equivocación que para cualquiera no es absolutamente nada pero para nuestra historia era una gran traición, decidí tomar esa oportunidad y huir con alguien más. Creí que era una señal de alejarme, de dejar de luchar y empezar de cero. El sexto beso me dió la ilusión de darme eso que yo tenía y anhelaba junto con mucho más que específicamente a mi me hacía feliz. Era cómo un regalo hecho sólo para mi, pero entre más se adaptaba a mi más veía que no era lo que yo quería, y en el momento del beso supe que no se pueden imitar o mejorar las cosas que viviste con alguien en el pasado, todas las personas son distintas y estar con alguien implica una historia nueva. No podía seguir esperando a revivir lo mismo de antes con alguien más, en el amor no se puede reemplazar el sujeto para continnuar con la historia.
Afortunadamente para mi, me dí cuenta a tiempo que mi historia aún no acababa con mi gran amor. Las señales eran un llamado para luchar juntos contra los problemas y no uno contra el otro. Saber como construir algo mejor y levantarnos de las cenizas y volver a construirnos. Cuando estás conectado con alguien se siente, se ve, en todo se evidencia. Porqué los besos son las huellas digitales de un amor naciente, no se pueden copiar, nunca habrán unas iguales y si desde el beso no hay conexión, no habrá amor que nazca ni huella que se genere.