“¿Qué tan pronto supiste que ya estábamos idos?”
Una de mis canciones favoritas suena en los altavoces y la verdad, la escucho medio ido. Desde aquel día en el que intenté escribir para mí, y saqué casi todo lo que tenía dentro, me siento inmensamente vacío.
A veces el proceso de sanación es larguísimo porque no es solo una cosita lo que debes sanar .
“Pudimos irnos hace tanto tiempo // cuando todo el mundo a nuestro alrededor lo dijo…”
Por eso siempre termino en el mismo sitio: con la cabeza revuelta y la motivación en punto muerto. Es difícil matar la esperanza tú mismo, pero a veces es necesario: el dolor de la desilusión cobra caro y con intereses. Poco a poco, el reflejo de mi espejo me da más y más miedo… poco a poco dejo de reconocerme, día tras día. No quiero seguir cayendo. Simplemente ya no quiero.
“¿Cómo pudiste irte cuando yo intentaba irme?
¿Cómo pude yo irme cuando intentabas irte?”
Una vez leí que no basta con que ambas personas sientan lo mismo; también tienen que saber expresarse en el momento correcto. Por problemas de comunicación se han perdido parejas más significativas que la de un par de adultos jóvenes sin nombre… y se seguirán perdiendo.
Así pues, no seré el primero ni el último que cae tan bajo, ni mucho menos el único que ha logrado salir de allí.
Por ahora, el abrazo de las nubes es… muy fuerte.
“¿Qué tan rápido ensamblamos finales sin fin?
Parece que lo intentamos todo”