Me dijeron que la mirada y la sonrisa era lo que más nos delataba cuando alguien nos gustaba, y yo les creí.
Sobre todo, el día en que hablamos por primera vez, cuando nos quedamos mirando, uno enfrente del otro no podía pensar en otra cosa que no fuera en ti, todo el mundo desapareció, lo juro, todo alrededor solo era una mancha borrosa.
Solo pude notar la intensidad con la que me mirabas, tus ojos nunca se despegaron de los míos, y sonreías, como sonreías, desde el momento en que hable tu sonrisa se hizo presente, era brillante y preciosa, aún después de despedirnos continuaste sonriendo y con la mirada un poco perdida, fue… asombroso.
Y entonces me pregunté si tú habías sentido tan solo un poco de todo lo que sentí yo, porque me diste esperanza, un sentimiento que pocas veces me dejo sentir.