Me toma mucho tiempo volver a escribir y hablar de ti. Es que tú has sido mi compañera más fiel que a veces cuesta poder hablar de ti, sabiendo que sin explicarlo tú lo entiendes todo .

Muchos errores cometimos el año pasado. Te di la mano después de cada uno, me acerqué a ti para que me ayudaras y me guiaras por el camino, no importaba cual fuera en ese momento, no quería quedarme parada y pensar en todo. En ese momento yo deseaba huir de mis pensamientos nada más. Escucharte hablarme era reconfortante así lo que me dijeras me rompiera el corazón. Pero ya hoy tengo las fuerzas para dejarte ir.

Costó demasiado, más de lo que me gustaría admitir o de lo que cualquier persona fuera capaz de entender, di un giro de 180 grados de tu mano, pero finalmente volví a mi norte. Tengo que agradecerte que en parte ayudaste a que yo no olvidara quien soy, de donde vengo y lo que me importa; recordé esa sensación de peligro que se encendía como una direccional de auto, eso fue fundamental para ser yo de nuevo. 

Hoy te escribo desde mi cama, con una sonrisa muy grande, con la tranquilidad de que tengo obligaciones y deberes pero la forma en la que los resuelva no define quien soy. Sí, aun tengo ataques de ansiedad aunque al parecer los ataques de pánico se fueron, espero que no vuelvan. Sí, aun me dan náuseas y quiero comerme todo lo que encuentro o simplemente vomitar pensamientos. Aun considero decir o pensar cosas malas, pero me detengo a tiempo. No sólo me siento orgullosa de recibir ayuda, sino que me siento feliz de haberla encontrado, de volver a ser yo y sentirme útil y dichosa conmigo misma, ya no busco una aceptación de los demás sino que estoy corriendo a alcanzar mis propias expectativas, ya no me molesta tanto los comentarios y busco adversidades para pulir mis asperezas. Tengo que agradecerte de alejar a las personas fáciles y efímeras de mi vida y dejar aquellas que en realidad importan.

Gracias por permitirme ver una perspectiva de mi que nunca creí que llegaría a ver, pero que al idealizarla me hace querer ser alguien mejor, las metas ayudan a que no perdamos el norte, que si nos cansamos de correr al menos sigamos, así sea caminando. Nunca es tarde para enmendar problemas, solucionar conflictos y hacer lo correcto. En este momento de mi vida parece que nunca te di la mano, pero es bueno ver lo positivo que salió de haber andado contigo.

Gracias depresión por haberme dado un espejo en el que no me quiero volver a reflejar. Eres el vivo ejemplo de lo que no quiero volver a ser, espero no tener que volver a verte, y si nos encontramos que sea sólo para que evidencies en como me diste un golpe con la realdad. Ahora soy mejor y seré excelente.