Me tatué la historia de mi vida, me emborraché y terminé en la casa de un extraño, logré gritar de placer y me desperté, regresé a mi casa y repetí lo mismo todos los días.
Aprendí a odiar el tiempo e intercambiarlo por vida, no llaman vida a la pérdida de tiempo en alcohol y tabaco, pero tampoco quiero perderlo en universidades ni encontrando un amor eterno.
No.
No quiero tener una vida común, no quiero morir siendo anciana ni hacerme abuela.
Quiero vivir, quiero volar sin miedo a caer, quiero hacer de mi vida una de la más clásica y a la vez moderna.
Quiero destacar siendo diferente, sin importar lo mucho que opine la gente.
Quiero que vueles y te olvides de los cuentos que alguna vez te contaron, porque no es real, quiero que conserves el sentido del vivir, haz lo que algún día recuerdes como locura.
Hazlo, porque si no es ahora, no lo será nunca. Prometo dar la vuelta al mundo contigo pero no prometo hacerte regresar después, así que solo dime si quieres continuar, porque si cedes, nunca volveremos. No lo haremos, porque necesitamos un refugio mejor, donde entrenemos nuestras alas y les enseñemos lo que es la libertad y tal vez, solo tal vez, algún día aparezcamos con las alas más fuertes y valientes nunca antes vistas.