Me la estoy pasando bien, lo siento, lo disfruto y me río.
Pero después abro los ojos.
El tiempo corre y corre.
¡Para! ¡Por favor para!
Se me va gente sin despedirse, se me escapan recuerdos de las manos, se me desvanecen los propósitos de mi cabeza.
¡Para por favor!
Me estoy consumiendo poco a poco y no quiero...
¡Te he dicho que pares!
Se acaba de ir otra persona.
Se me acaba de olvidar un recuerdo de cuando tenía 5 años.
Se me acaba de desvanecer el propósito de aprobar el exámen.
¡Tiempo para! ¡Para por favor!
Me estoy desvaneciendo como la espuma de tu baño de burbujas, me estoy consumiendo como la madera en el fuego, me estoy desintegrando como la fórmula química que has tirado al suelo en clase de laboratorio.
¡¿Estás sordo?! ¡Me estoy desvaneciendo y no paras, ¡para!
¡No puedo!
¿Qué?
¡Sí que puedes! ¡Sí que puedes, joder!
¡NO PUEDO!
Entonces abro aún más los ojos.
Él no va a parar, y nunca lo hará.
¿Qué hago?
Me toca levantar cabeza, afrotar el presente, aguantar los golpes, curar las heridas.
Hacerme fuerte.
Porque el tiempo no es tu padre, él no te protege, él solo está en tu vida para complementarte.
Para hacerte alguien único.
Así que no te quedes mirando el reloj a ver si se para y puedes respirar, no rezes porque las cosas no terminen, no llores por la pérdida de algo...
Levanta pecho y sonríe.
Y es que una cosa que he aprendido es que el tiempo nunca va a estar a favor tuya, pocas veces lo estará. Así que te toca ser valiente, fuerte y dejar de ser un@ cobarde culpando al tiempo de tus desgracias y pérdidas.
"Sé astuto y mata el tiempo de una forma magestuosa"
"Sonríe diciéndole a los segundos, os estoy ganando"
"Disfruta de la vida como si de un fin del mundo llegara"