Por ti, porque apareciste en el mejor momento.
Por las risas, porque opacaban cualquier problema.
Por tus abrazos, porque tocaban mi alma.
Por esos pedazos en los que te rompiste, porque hicieron que te reconstruyeras más guapa, lista y fuerte.
Por ser como eres, porque me enseñaste que hay gente que todavía vale la pena conocer.
Por nuestras locuras, porque son la chispa de mi vida.
Por nuestros miedos, porque nos unieron más.
Por las peleas, porque me hacen ver cuánto te necesito cuando no estamos juntas.
Por lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos.
En definitiva, por nosotras.