La Navidad es una época feérica.
Nos enseña a apreciar el verdadero valor de las cosas que no sabemos apreciar.
Realmente, todos amamos la Navidad. No existe ser que no la ame .Es pura pasión y exaltación de los sentimientos. Todo lo que uno calla, piensa y no dice, sale a la luz con la estrella de los Reyes Magos.
Cuando éramos niños adorábamos la navidad. Éramos puros de corazón. Amábamos y afirmábamos la vida sin límites. Esperábamos ansiosos la llegada de los Reyes Magos, de poder abrir los regalos con toda nuestra familia, con el roscón, las cenas, las sonrisas y los sacrificios.
La gente que detesta la navidad es porque echan en falta a esos seres queridos, a esos ángeles que nos han arrebatado sin ningún descaro. Sí, son dolorosas, pero ¿qué pasa con todo lo que queda? No podemos rendirnos ni estancarnos en el mismo punto. Tenemos que seguir, y tenemos que disfrutar de cada momento de la vida como si fuésemos a abrir esos regalos de reyes, porque los que ahora están, también se irán.
Tenemos que aprender a apreciar todo aquello que nos rodea, cada enfado con nuestros padres, cada día de fiesta, cada día triste, cada sonrisa, cada persona de nuestra vida, porque esos son los momentos que nos forman y definen quiénes somos.
Tenemos que actuar constantemente con el corazón, aunque a veces pueda ser una locura.
¿Por qué debemos privarnos de lo que realmente sentimos? ¿Por las apariencias? ¿Las formas? Todo eso son banalidades que se nos ha inculcado porque hay una “imagen” que cuidar y mantener.
¿Qué es la vergüenza? La vergüenza es lo que tienen los cobardes, les impide mostrar su alma.
El fallo del ser humano es pecar de racionalista. A veces llevarnos por lo que sentimos es la mejor opción, muestra el interior de nuestra alma, nuestra pureza y al niño interior que llevamos dentro. Ese niño debe aflorar, debe salir a jugar y debe afrontar la vida con ganas, eliminando toda cobardía, arriesgando y viviendo aventuras.
Una vez escuché que toda la vida eran trenes. Cada paso que damos es en un tren. Los trenes son maravillosos, ¿no crees? Te hacen viajar, salir y descubrir.
Si de algo pecamos los más adultos es de perder esa ingenuidad de los niños. Un niño se subiría a cualquier tren, incluso en marcha, sin saber adónde va. Únicamente por el hecho de descubrir y de vivir aventuras.
Con esto no quiero decir que dejemos de pensar completamente. Simplemente animo a mostrarnos cómo somos, perdiendo los miedos. Dejando atrás esa coraza.
No podemos huir del dolor ni del sufrimiento, y en el fondo, es algo bonito. Es una expresión de nosotros mismos, débil e indefensa. Que nos destrocen, nos hagan añicos, en eso consiste realmente la vida. En amar, sufrir y dar lo mejor de nosotros.
No pasa nada por caernos, pero sí por no levantarnos. Es diez veces más complicado recomponerse que derrumbarse, pero cuando nos recomponemos nos volvemos aún más fuertes.
Si por algo me gusta realmente la navidad fue cuando descubrí su verdadero secreto. Los Reyes Magos no existen.
Realmente sí existen, somos todos nosotros entregándonos a aquellos en los que todavía continua esa ilusión, esa pureza, esa vida interior que les hace realmente puros. Todos nosotros somos Reyes Magos. Yo, llegado a un punto empecé a idolatrar la navidad. Ver a los niños pequeños correr ansiosos por la casa para abrir sus regalos, dejar las zanahorias, las noches sin dormir, cantar y gritar de alegría porque ya han llegado. Lo realmente bonito es ver cómo esos niños abren los regalos. Yo soy siempre la última en abrirlos, prefiero provocar en los demás una sonrisa y ver su alegría, pero sobre todo prefiero ver aquella sinceridad de los niños. Los niños no saben que los reyes magos les están viendo, por lo que no tienen que poner “buena cara” como en sus cumpleaños. Son plenamente sinceros, y si algo he aprendido es que la sinceridad es el valor más puro.
Me paso cada año esperando a la navidad, y al acabar este 2018 me he dado cuenta de que realmente no soy quien soy. Soy como quiero que los demás me vean porque tengo miedo de mi misma.
Eso es denigrante.
Por eso adoro la navidad, por sacar el lado más dulce, apasionado y entregado de todos nosotros.
Personalmente te animo a vivir la vida. Tienes tanta pasión dentro de ti que merece la pena ver esa intensidad.
Nunca dejes de correr, nunca.
Cuida lo que tienes, porque todo algún día se va, y nunca te dejes nada sin decir porque a lo mejor un día es tarde. Corre y vuela, arriesga, pierde y gana, pero nunca dejes que te frenen. Deja que la vida te abrace y te invada, deja que te seduzca y te lleve por todos sus caminos posibles.
Cuida a tus amigos. La amistad es lo más importante que vas a encontrar, en el fondo, son la familia que elegimos, que nos acompaña y no nos abandona.
Es la forma más bonita de amar que te vas a encontrar, es un amor puro, desinteresado y sincero. Es la relación más noble que puede haber entre los humanos.
Es dar y recibir sin esperar nada a cambio salvo que esa persona se quede con nosotros, porque su vacío hace tanto daño que nos da miedo e intentamos no pensarlo, simplemente tratamos de retenerlos con nosotros.
Haz magia.
No es de locos, la magia existe realmente.
Cada cosa distinta, cada cosa sentida desde lo más profundo de nuestra alma, cada cosa que se nos escapa del corazón, es pura magia, y por eso es indescriptible. Todo lo distinto tiene su esencia en esa magia que albergamos y eso lo hace especial.
Solo tenemos una vida, de qué nos sirve malgastarla sin hacer realmente lo que queremos, sin ser nosotros mismos, sin hacer nada especial, mágico, sin amar, sin sufrir.
Ama la vida, deja que te abrace, disfruta de la música y báilala como si nunca más fuese posible. Lee, sumérgete en ese universo del saber y descubre. Ve al cine y aprende de las películas. Sal de fiesta y grita con todo tu pulmón hasta que no te queden más fuerzas. Queda con tus amigos y ríete, diviértete.
Ten inquietud. La inquietud es lo que mueve el mundo y a nosotros mismos.
Entrégate a todos los demás, entrégate a ti, descúbrete y nunca dejes de mostrar qué sientes y quién eres. Saca todo, y absolutamente todo, de ti. Realmente creo que hay bondad en ti y puedes hacer mucho bien a todos los que te rodean, pero primero debes saber quién eres y qué quieres en la vida. Cuando lo descubras y lo saques el mundo se va a parar unos instantes y no va a haber quien te pare. Todos te mirarán con cierta envidia y rencor.
El mundo está lleno de cobardes, para qué queremos más.
Ama, sufre, ríe, llora y sé tú mismo, esa es la mejor versión de ti. Única e inigualable.
Déjate maravillar por el mundo y comételo con tu sonrisa.
Déjate empapar por la lluvia mientras piensas, sientes y escuchas música, deja que llene, que te moje hasta que no puedas más con el frío, siéntela, siente esa mezcla tan extraña de libertad y opresión que te enseña quién eres realmente y te abre la mente.
Fíjate en los pequeños detalles, esos marcan la esencia.
La sonrisa es la imagen del alma reflejada. Intenta que todo a tu alrededor sean sonrisas puras y sinceras, así llegarás a los corazones de todos y nunca se olvidarán de ti. Sonríe, aunque te duela, aunque pienses que no puedes. Cuando estés mal y sonrías, harás sonreír a los demás y encontrarás la verdadera felicidad y una razón por la que vivir.
Sé inteligente, ve un paso por delante, pero que eso no te obsesione porque si no es una tortura. Aprende de tus errores y sigue mejorando como persona. Simplemente, no dejes que te tomen el pelo y sorprende a los demás. Tampoco dejes que te influyan en tus decisiones. Está bien pedir consejos pero siempre sé fiel a ti mismo. Como dijo Shakespeare: “Ante todo sé fiel a ti mismo, y se seguirá como la noche al día, que no podrás ser falso con nadie.”
Elimina todo lo tóxico de tu vida, todo aquello que no te hace libre, que no te hace ser tu mismo, que te hace daño. Quédate con lo que te dé alas, te haga ser mejor persona y te enseñe a mirar la vida de una forma mucho más bonita y especial.
No pierdas el tiempo. La vida pasa muy rápido y no hay que pararse en lo que no es realmente importante.
Dale a cada cosa la importancia que merezca, aunque te quite el sueño porque duela.
Nunca sientas que haces el ridículo, es el mayor miedo que se puede tener y solo frena. Nos lo han inculcado para controlar nuestras emociones y mantener la “imagen”. Pero no hay nada ridículo y menos si es sentido.
Haz en todo momento lo que sientas, lo que te pida el corazón.
No te pongas límites ni barreras porque sé que tú eres capaz de superar todo, tienes un potencial enorme y no sabes verlo, ojalá algún día seas capaz.
Sé capaz de enseñar a los demás tu bonita manera de afrontar y de mirar las cosas, y lucha por lo que quieres y crees, pon todas tus fuerzas en ello y todo saldrá bien. Si algo te define es tu faceta de luchador. No te rindas, sueña y consíguelo. Tú puedes con ello.
No tengas miedo, el miedo solo nos para y nos hace más pequeños cuando realmente somos enormes.
Siéntete especial, porque realmente lo eres y nunca dejes que nadie te diga o te haga sentir lo contrario. Que se mueran de envidia al verte brillar.
Hazte valer, y que cada persona que esté en tu vida sea porque realmente lo merezca. Demuéstrales lo que les quieres y hazles sentir especiales, como deben hacerte sentir a ti.
Pide perdón cuando lo sientas, y si te arrepientes dilo, nunca es tarde para eso.
Vive en una Navidad constante y cada vez que mires, mira más allá de todo.
Párate un momento y aprecia todo lo que tienes, busca la esencia y acógela, ese es el verdadero secreto para no olvidar las cosas y ser realmente feliz. Pero no te desanimes, tienes que ser fuerte y sé que lo eres, vendrán baches, tormentas y tornados, pero también llegará la ansiada paz.
Déjate alumbrar y sobre todo sé feliz, pero no te canses nunca. Sé tu mismo y quiérete. Si no te quieres tú nadie va a ser capaz de quererte. Cuídate, porque el único que estará en cada momento contigo eres tú.
Vive, solo vive y siente devoción por la vida, no le tengas miedo. Sé el protagonista de tu vida y sé feliz.
Busca la magia.
Busca la esencia.
Búscate a ti mismo.
Entrégate a los demás.
Cómete el mundo.
Feliz Navidad.