Todos hemos escuchado sobre la violencia de géneros o sobre los abusos causados por los hombres a las mujeres y aunque esto últimamente ha tomado otros ribetes no es algo nuevo, me gustaría decir que es un problema que tenemos solamente en Sudamérica, pero está en todos los países del mundo, desde que estamos establecidos en la cultura del patriarcado, su forma de imponer su poder ha sido a través del uso de la fuerza, un claro ejemplo de esto es la iglesia, no me refiero solo a la católica sino a todas en su totalidad, donde nos han impuesto el miedo absoluto a un dios, a tener que cumplir con los mandamientos para asegurarnos la vida eterna, que nos han obligado a creer en la monogamia, solo para asegurarse que los hijos sean 100% de un solo donante y no tener que especular quien será el padre, el patriarcado ha hecho uso de sus miedos para infligirlos en todos nosotros, lo malo de todo esto es que el patriarcado se sustenta mayormente por las mujeres, que han solapado los actos de los hombres, que los han justificados y han secundado las ideas en que el hombre tiene la libertad de hacer lo que quiera porque es hombre, en cambio para las mujeres se nos ha rezagado a un papel mínimo, tonta nosotras que dejamos callar nuestras voces y nos escondimos detrás de ellos.
El femicidio, el parricidio, el abuso, las violaciones, eran pan de cada día, son pan de cada día, son actos que ahora mismo están ocurriendo en más de un lugar en este mundo, Martín Luther King dijo; “La violencia crea más problemas sociales, que los que resuelve” Entonces ¿cuál es el camino que debemos tomar? Para bien o para mal somos nosotras las mujeres las que criamos a los hijos, somos nosotras quienes hacemos la diferencia de género entre los hijos, somos nosotras las madres quienes no enseñamos a nuestros hijos e hijas a que NO ES NO, les decimos: “Si no te comes toda la comida, no hay postre” pero el crio no tiene que hacer más que una mini pataleta y ahí estamos dándole el postre, todo para que se calle, o cuando lo dejamos ir a la casa de un amiguito hasta las 8, son las 8:05, son las 8:10… y cuando llega “Hay amor estas bien, pensé que te había pasado algo” somos incapaces de retar, menos castigar a los niños porque si no se trauman, después a los 15 años cuando preguntan algo y les respondemos “NO”, porque ya estamos cansadas ellos, simplemente se enojan hacen una mini pataleta y ahí vamos otra vez a complacer a sus majestades, reclamamos sola “Esta niñit@ no acepta un no por respuesta” pero ¿De quién es la culpa del niño o nuestra? Es como el dicho “La culpa no es del chancho es de quien le da de comer”
¿Me vas a preguntar que tiene que ver el decirle que NO a un hijo y que los hombres respeten a las mujeres? Todo, es ser consecuente, remontémonos a una época antigua a una zona campesina, hombres que están acostumbrados a hacer su voluntad absoluta, ven a una chiquilla ellos se calientan, van la cogen y la dejan ahí a su suerte, da lo mismo si ellas dijeron sí o no, si gritaron o no, si intentaron arrancarse, ellos ensimismados en que ellos son los únicos dueños de tomar las decisiones no aceptan un “NO” de respuesta. Avancemos unos años más a la actualidad a la civilización, un hombre ve a una mujer, se calienta y va por ella, ella intenta arrancarse de seguro que grita más que en el caso que vimos antes, de seguro lo rasguña, de seguro que le dice más de una vez “No”, pero él no tiene ningún interés en soltarla porque quiere saciar sus ganas, da lo mismo el como sea .
Voy a dejar de irme por las ramas y voy a ir al meollo del asunto, nosotras las mujeres somos las que manejamos y gobernamos al mundo, somos nosotras las que tenemos la obligación de mejorar este mundo, somos nosotras las que tenemos que empoderarnos y ser consecuentes, apoyarnos al 1000% entre nosotras mismas y dejar de apuñalarnos por la espalda, de nada nos sirve ir a una marcha contra la violencia de género, por los derecho de la mujer y bla, bla, bla… si en nuestros hogares le damos el pedazo de carne más grande a los hombres, si en nuestros hogares no dejamos a los niños jugar con muñecas porque eso es para las niñas, si en nuestras conversaciones cambiamos constantemente de opinión para tener que complacer al interlocutor. Tenemos que dejar de ser débiles, tenemos que auto empoderarnos y eso se consigue con autoestima, con autoconocimiento, con autoconsecuencia, como los gringos dirían con el SELF si queremos cambiar al mundo, primero tengo que cambiar yo, para poder enseñarle a los pequeños de la familia, para poder enseñarles a nuestros congéneres, y se va produciendo un efecto en cadena potencializada, todo bajo de la fuerza más poderosa del mundo el amor, porque para conseguir la paz mundial el camino es la paz, no la guerra, para conseguir igualdad, respeto y otras tantas cosas para nosotras las mujeres, el camino es la paz, es enséñale a nuestros hij@s respetarse a ell@s mismos a su prójimo.