Recuerdo perfectamente que ese día, eran las 2:23 de la mañana, cuando llegó un mensaje tuyo a mi celular, en el cual decía que me tenías una sorpresa, yo no podía creer que era un mensaje tuyo a ciertas horas de la noche, igual decía que me pusiera ropa muy cómoda y acogedora, que llegarías en 10 minutos, entonces llegaste, en cuanto abrí la puerta de la casa, te vi ahí, parado detrás del portón, con una playera muy blanca, un suéter gris, pantalones negros, y unos tenis deportivos, colocaste tu dedo índice sobre tus labios, haciendo señal de que guardara silencio y no fuera a despertar a alguien en la casa, así que corrí hacia dónde estabas
Me dijiste de inmediato, yo no quería pero me gustaba mucho la idea, aparte mamá y papá trabajaban todo el día y nunca estaban en casa, siempre venías para acompañarme a comer, salíamos juntos todo el día después de la escuela, siempre tienes tiempo para mí, así que decidí emprender viaje contigo, tomé un papel y un lápiz, escribí una nota para mis padres, y me fui contigo esa noche, tomamos un vuelo, uno que nos llevó lejos, tan lejos que hasta perdí la cuenta de cuánto tiempo dormí.
Me llevaste muy lejos, cuando llegamos, ya era de día y había mucho sol, y la brisa era muy fresca, me dijiste que no me preocupara por nada, que todo iba a estar bien. Esos días, comimos, bebimos, jugamos y nos divertimos muchísimo, como nunca lo había hecho .
Al pasar cinco días me dijiste que ya era tiempo de regresar a casa, que ya habíamos estado mucho tiempo lejos de ella, yo no estaba muy de acuerdo porque me esperaban muchos regaños de mamá y papá, pero al fin llegamos a nuestro hogar y me di cuenta de que en serio estábamos muy lejos de casa, mamá y papá me regañaron mucho, descansaron y cuando ya estaban estables me volvieron a regañar, pero yo no me arrepentía de nada, porque había pasado los mejores días de mi vida, y si me dijeran que si quisiera volver a vivirlos sin duda contestaria que sí, porque tú eres lo que quiero.