Es triste. Es triste saber que ya no te veré en los recreos, que el que nuestras miradas se crucen ya no volverá a suceder, que el que coincidamos en los pasillos, jamás vuelva a ocurrir .
Muchas veces pensé en si lo nuestro era algo lindo o algo tóxico porque desde la última vez que hablamos, escuché muchas cosas acerca de ti, que hacías cosas que sin siquiera verlas era como sentir una estaca en el corazón, pero también sucedía que pequeñas acciones que hacías y sentía que iban dirigidas a mí, solo me enamoraba más de ti. ¿Cómo se llama a eso? Eso que te hace tan feliz, triste, confundida, enamorada, ilusionada.
También estaban tus amigos quienes te molestaban con que te acercarás a mí, que me hablaras, pero a veces también me preguntaba si ellos te apoyaban con que fueras de esa forma, sabían de tu última relación y las cosas que hiciste por esa persona, ahora era a mí con quien te molestaban.
Hoy día tu amigo me llamó, levanté la mirada en cuanto escuché mi nombre salir de sus labios, había reconocido su voz al instante, sabía que era el amigo de la persona del cual había permanecido por tanto tiempo enamorada. Me dijo que me llamabas, yo no sabía como actuar, estaba confundía, no sabía si creerle o no y lo único que salió de mí, fue hacer el ademán de como si no me importara cuando por dentro moría de ganas de ir y hablar contigo, pero tampoco te la iba a dejar fácil.
Mis amigas me dijeron para ir al pequeño espacio que nos pertenecía, sabía que estabas ahí porque ellas me lo dijeron, no dudé ni un instante en acercarme, mis piernas temblaban, mi corazón se aceleró, pero apenas estuve en el umbral de la puerta, me acobardé, di media vuelta y me fuí. Cuando me encontré con mi amiga me dijo que tu amigo habia dicho que por qué me iba, sinceramente no lo escuché, pero me alegré porque al menos pudiste saber de mí presencia en esos microsegundos.
Pero luego pasó. Pasó de que estuvimos juntos otra vez, uno al lado del otro, caminando al mismo tiempo, sintiendo todas las miradas sobre nosotros mientras sonaba esa canción que tanto me gustaba, una en donde una pareja de jóvenes de casi nuestra edad se decalaraban amor eterno. Éramos tú, yo, la música y la cámara que nos grababa. Ni siquiera pude mirarte de reojo por lo nerviosa que estaba, pero te sentí feliz, como si estar al lado mío era lo que más querías, pero lo que más me gustó fue el bullerío que se armó en cuanto tus amigos y los míos no dejaban de gritar a todo pulmon al vernos juntos. También me sentía feliz, tus amigos y los míos sabían de la afectividad que nos teníamos pero los tontos que éramos al no expresar nuevamente lo que sentíamos.
Otra vez mi amiga hace su aparición, me dijo que no dejabas de mirarme, eso ya lo sabía, siempre lo hacías y es por esa misma razón que nuestras miradas solían cruzarse.
Luego mi mejor amiga se te acercó porque tu también la fastidiabas con tu amigo, ella no se quedó atrás y también te molestó conmigo, luego me dijo que le dijiste que yo estaba con alguien, sentí un poco de enojo, otra vez estabas haciendo lo mismo, te victimisabas, inventabas cualquier cosa para que eso fuera lo que no te permitiera acercarte a mí, pero aún así te quería, te quiero y te seguiré queriendo.
Anteriormente ya había pasado por una despedida, pensaba que no lo volvería a ver y valoraba mucho los pocos días que me quedaban a su lado, pero al final volvimos a coincidir y mantuvimos contacto. Sé que contigo no pasará lo mismo, porque no serás tu quien me busqué y a quien me escuché y se ponga en mi posición, me dará la razón al no ser yo quien te busque después de todo, pero es lo que me queda, aceptar que te irás, que los días pasaran, que no habrá ningún tipo de conexión entre nosotros, y saber que no volverás.
Es por eso que lo escribo, para recordar detalle a detalle lo que sucedió, para no olvidar este alocado día, para no olvidarte, y decirle a alguien que puedo contar con una mano a quien me gustó y con un dedo a quien me enloqueció.
12/12/18