Tengo la fortuna de conocer a una mujer afortunada, ella no se ha ganado un premio de la lotería, ni siquiera ha ganado un premio de rifa, pero, es inmensamente afortunada, es feliz, consecuente, muchos podrían decir que es una idealista, pero yo creo que más que idealista tiene una capacidad sobrehumana de ver debajo del agua, o de tener una fe absoluta en que su palabra es ley, si se cree una diosa creadora, una alquimista, ciertamente me cautiva e inspira.
Cuando la conocí me dijo:
-Podría perderme infinitas veces en tus ojos - Yo solo sonreí, para ser sincero, en sus ojos yo vi el infinito y quise quedarme a vivir ahí.
-Tengo la fortuna de vivir mis días a días al lado de una mujer increíble, afortunada y feliz… pero, me preocupaba que fuera siempre tan feliz, nunca había conocido a alguien así, llegué a pensar que era algo patológico o un problema neurológico (Tonteras mías) así que le pregunte:
-¿Por qué siempre estás feliz? una vez vi un capítulo del doctor House donde una mujer siempre era feliz, al final terminó siendo que tenía un problema grave ¿estás segura que no te pasa nada malo? – lejos de enojarse se hecho a reír, mi preocupación creció incluso más, porque era para enojarse, o para que me pegará, pero no, me respondió dulcemente –
-Hace algunos años atrás era una mujer enormemente infeliz, amargada, todo me salía al revés, mi exmarido me engañaba con una persona cercana, a mi hija le iba mal en la escuela, ni el mejor payaso me hacía reír, un día con una anotación que venía en una prueba de mi hija colapse…
-¿Qué decía la nota?
Decía algo como… mmm… alumna muy capaz, pero necesita más apoyo familiar… para mí fue un bastonazo a mi existencia, yo hacía todo lo que estaba en mis manos, intentaba ser la mujer orquesta y hacer todo y más para que nuestras vidas siguieran funcionando y esa nota, de ese profesor fue lo que hizo que todo terminara por derrumbarse, me sentí horrible, la mejor mujer, la peor esposa, una madre fracasada… esa noche llore como nunca en la vida, a la mañana siguiente al abrir los ojos me quede mirando el techo y me dije: “A LA MIERDA TODO” saqué de la casa todo lo que tenía que ver con mi ex, si él por algún motivo pensaba en que iba a volver, era mejor que ni lo intentara. En el trabajo coloqué un aviso en la puerta “Si no es de vida o muerte, mejor soluciónalo tú mismo” me centré a eliminar los pendientes más urgentes, ahí entre tantos papeles me juré “Que nunca más volvería a estar infeliz, que nunca más volvería a depender de otra persona para ser feliz, que irradiaría solo amor a mis días y que de a poco todo encajaría convirtiendo mis días más fáciles”… - ella levantó levemente los hombros – ¡y aquí me ves, una mujer que dejó de amargarse por las cosas que no son de vida o muerte!
-Guuuauu, eso me hace amarte más.
-Gracias por preocuparte por mí, pero prefiero ser una loca feliz que una mujer amargada… o vas a decirme que conmigo no lo pasas bien ¿Ah?
-Siempre, solo que a veces me agotas, porque es natural preocuparse por las cosas…
-Sí, pero eso no significa que tengamos que parar el mundo, mucho menos que dejemos de vivir por algún tema en particular…
-Suena fácil, pero no lo es, siempre existen los problemas…
-Sí.
-Siempre hay imprevistos que nos hacen tambalear…
-Todavía no solucionas una cosa cuando ya hay que apagar otro incendio…
-Exacto, ese es el tema…
-¿Qué?
-No hay que apagar incendios hay que prevenirlos.
-¿Cómo? – pregunté aturdido –
-Por ejemplo, con las notas de mi hija, ya no podía hacer nada con las malas notas que tenía, tampoco podía castigarla por X tiempos sin algo, u obligarla a estudiar, eso solamente haría que bajara aún más las notas…
-¿Qué hiciste entonces?
-Darle tiempo de calidad, ese fin de semana después de mi colapso nos fuimos a la playa, caminamos, comimos, vimos películas hasta tarde, la pasamos solamente hija y madre, en ningún momento toqué el tema del colegio o las notas, solo me dediqué a vivir con ella cada segundo como si fuera el último…
-¿Y cómo te ayudo eso?
-Cuando volvimos a la casa, le pregunté cómo lo había pasado, me dijo que estaba muy feliz que siempre quería hacer eso, yo le dije bien, que bueno yo también lo pasé muy bien, me preguntó si era posible que lo volviéramos hacer, yo le respondí “depende” ¿de qué? dijo ella, de ti le respondí…
-¿Cuál era tu objetivo?
-Que de propia iniciativa saliera que iba a estudiar, a mejorar sus notas y así tener libre los fines de semana para hacer otras cosas.
-¿Lo conseguiste?
Sí, pero, siempre bajo mi supervisión, le dije que cuando tuviera un trabajo difícil, prueba, en definitiva en algo que necesitara mi ayuda me avisara temprano, para venirme más temprano de la oficina y ayudarla.
-¿y mejoró?
-Sí, no obtuvo los primeros lugares, pero nunca más tuve un reclamo de algún profesor y sabes lo mejor, aprendí a conocer a mi hija, a saber, su color favorito, su preferencia, logramos una sinergia muy buena.
-Sí, me he dado cuenta que tienen una muy buena relación.
-Sí, pero también he hecho cosas parecidas en el trabajo, he intentado ir al origen del problema y desde ahí generar una solución, por ende dejé de tener que apagar incendios que solo me complicaban la vida, ahora conozco a todos los empleados.
-No sé si yo puedo conseguir tu nivel de excelencia.
-Ja, ja, ja, es un paso a la vez…
Desde esa conversación han pasados algunos años… y cada día estoy más enamorado de esa loca mujer, amo a su hija que es una buena compañera de aventuras… mi superwoman y yo ya esperamos a nuestro segundo hijo, bueno más bien al tercero, y los problemas en nuestras vidas son como brisa en un bosque, comencé diciendo que ella es afortunada, pero el afortunado soy yo, por tener a una mujer que me enseñó a cómo sacar peso de mi mochila, a como sonreírle a la vida aun cuando el día pinta para gris oscuro…