Y así terminaba mayo, con mis ganas de iniciar algo junto a ti, te elegí a ti en esa tarde fría, con el corazón latiendo a mil, porque parecías tener todo lo que buscan las chicas como yo, sin embargo, pronto supe que no lo eras, pero testaruda y loca me quise quedar contigo, aun cuando me dijiste varias veces que eso que había entre nosotros no era nada serio, nunca me lo dijo con esas palabras, pero me lo gritó con sus acciones, aun así me quedé. Pensé que tal vez las cosas mejorarían, pero me equivoqué, como lo hice a lo largo de todos estos meses, una equivocación me llevó a otra y a otra, cuando me di cuenta, me había convertido en tu opción, y no precisamente tu primera opción, me di cuenta de eso y aun así me quedé...
En septiembre desperté un domingo por la mañana entre feliz y confundida, pensando que la noche anterior nos había marcado el corazón, pero me equivoqué de nuevo, para ti no significó nada, lo entendí hasta que llegó la noche y sentí cómo mis lágrimas rodaban por mis mejillas sintiéndome utilizada, pero ¿saben qué? aun así me quedé .
Pero ahora que llegó diciembre, voy a levantar mi rostro, secarme las lágrimas y dejarte. Ojalá diciembre me devuelva la esperanza perdida...