Todo comenzó con un suspiro, con una mirada, con un aliento de amor, un amor imposible era el de nosotros, tu mirada y la mia solo existían en ese momento, nada más nos importaba, pero el odio y el rencor nos separaron, nuestras familias eran dos muros, más grandes que la muralla china, que poco a poco lograron separarnos, sin decir adiós, sin decir una palabra, sin dejarnos ver por última vez, los años pasaron y también nuestras familias decidiendo nuestros destinos, al paso de los años nos encontramos, y algo revivió dentro de nosotros, pero ya era demasiado tarde.
Por eso hay que decidir bien nuestras acciones, hay que saber lo que hacemos, saber a quién le permitimos decidir sobre nosotros, y saber quién queremos...