Desde el momento en que te conocí y nos miramos, supe que todo sería diferente, que las mañanas ya no serían la melancolía de mi mente sino tu esplendor y que cuando te pensara solo habría inviernos más calurosos y sonrisas bobaliconas.
Supe que sería libre como el arrebol de tus atardeceres y te meterías en mi piel como en mi corazón sin ni siquiera pedirlo. Llegaste con esos labios y dañaste la poca cordura que tenía, porque sabía qué me harías adicta a ellos y a ti, al igual con tu elocuencia endulzarías todos mis sentidos como un hermoso hechizo.
Llegaste para quitarme el insomnio que me consumía y hacerme soñar hasta no querer volver a la realidad .
Y es que cuando menos me lo esperaba llegaste tú para hacerme sentir lo que nadie y transformar mi vida en algo extraordinario, caótica y feliz.