Al caer el crepúsculo la encontré sentada en la playa, escuchando algunas notas de Beethoven, le puse la mano en hombro diciendo:
-Estás lista?; se levanta lentamente diciendo:
-Más que nunca!
Se da la vuelta y camina hacia la cabaña, rapidamente le seguí.
Con su vestido blanco como le habia pedido, allí estaba tan quieta. Comencé a encender cada vela en la cabaña y saqué mi cuchillo .
Puse el cuchillo en una mesita y me acerqué a ella, acariciando su rostro y echando su pelo hacia atrás, tocando sus caderas como como si fuesen las de un acordeón, aquel vestido que llevaba se lo rompí y le besé con pasión y lujuria. Tirándola en la cama, derramé un poco de champaña en su cuerpo y le toqué mirándole a los ojos, bajé adueñandome de su íntimidad;ella intensificando su jadeos; hasta que le hice llover, débil y con respiración corta me dijo:
-Estoy lista.
Tomé mi cuchillo y comencé a cortarla poco a poco, su mórbida fantasía se había cumplido. Mientras la cama se va poniendo roja dice:
-Te amo. Gracias por todo, ahora baja.-Pero...-Pero nada, ahora baja!
Bajé de nuevo a su íntimidad y canté como nunca antes, ella excitada entre la vida y el placer llegó al climax y jadeó, luego gritó pegando mi cabeza y halando mi pelo con deseo hasta que fue bajando la intensidad de su agitada respiración despacio, y más despacio hasta que dejó de respirar...