El otro día estaba sentada en un banco con gente cuando pasó por delante una niña. Esa niña iba con una chaqueta rosa con dibujos y unas bambas del mismo color .
Todos nos la quedamos mirando y creo que no fui la única en pensarlo: Cuando la ví me recordó a mí; una niña feliz la cual era lo bastante inocente como para hacerla llorar con solo decirle dos palabras. Una niña que seguramente pasaría por un infierno en unos años y cambiaría esa chaqueta por una negra, esas trencitas por un cabello despeinado y en vez de ir cogida a su padre iría con una botella de alcohol.
Da pena ver qué algo tan frágil como una niña pequeña pueda convertirse en una persona fría y sin sentimientos solo por como la tratan, por todo lo que sufre y que va callando, por como se da cuenta de las cosas. Da asco ver cómo algo puede cambiar de una forma tan radical, y sé que puede pasar, porqué yo hace diez años también era como aquella niña y ahora... Ahora ya ni por la mirada me parezco.