Querido profesor...
11 Oct, 2018
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Perdón profe no estoy con el ánimo para hacer el trabajo, verá mi novio (desde hace casi 3 años) tiene a su mamá con cáncer, y usted preguntará ¿qué tiene que ver eso con usted? Pues esa mujer en un momento de la vida fue mi segunda mamá, se preocupó por mí, me vio como una hija y yo desprecie ese regalo de la forma más estúpida que se puede hacer. Esa mujer que hoy sufre es el centro de la vida de mí amado, sin ella él no puede ser, y este inconveniente está afectando mi relación, porque verá: puedo ser una perra egoísta, pero no lo suficiente para decirle a mi novio que lo extraño, que no comparta tiempo con su mamá y que deje de hacerme a un lado.


Si cree que es una excusa estúpida, déjeme le hago un recuento de todo con lo que tengo que vivir, aunque son idioteces a comparación de los problemas de los demás, son problemas reales: Vivo con una abuela que sufre de Parkinson, el problema no es que tiemble a todo rato, el problema es que mientras sus nervios tiemblan, su cerebro se ha ido sacudiendo los años hasta tener el de una niña de seis años caprichosa y picara .

Por otro lado, vivo con mi abuelo que sufre de artrosis, el esposo eterno tiene que sufrir no sólo con la degradación de su esposa sino con la suya también, no ser capaz de manejar o siquiera salir a caminar sin tener que usar muletas le perturba. Finalmente tengo un perro, adoptado de la calle que cuando quiere es un pan de Dios y cuando quiere es un torbellino con bigotes y cola, y con ese perro viene un papá con síndrome de abandono que me ve como si fuera su madre.


Lastimosamente esto no es lo más doloroso, lo peor es que yo también sufro de ese síndrome, y mientras aguanto las quejas y el dolor de todos, tengo que mantener la sonrisa y cargar con todo como si yo fuera la madre de todos y cada uno de ellos, pero soy la hija, la nieta, la pequeña. Cargar con todo es vivir dos etapas a la vez: juventud y vejez. Créame que aún hay mucho más que sólo esos problemas, abra un poco más los ojos y escuche los murmullos, encontrara a la persona que soy debajo de la estudiante risueña y participativa de su clase.


Imagine que tiene un lugar de ocio, un espacio donde descansa cada vez que sus alumnos intentan pasarse de listos o que las cosas en casa se ponen pesadas, pues yo perdí ese lugar y la poca dignidad que tenía. Profesor, no sé que estoy haciendo con mi vida, no sé si estoy haciendo lo que me gusta o lo hago por costumbre, no sé si aventurarme a una nueva carrera o esperar a terminar esta, profesor no sé quién soy. Y aunque no debe importarle, porque tiene muchos alumnos más y tiene su vida personal, su clase es una de las pocas que me hace soñar aun con lo que estoy estudiando, que no me deja sentirme tan pérdida como me siento. Pero lastimosamente, toda mi crisis existencial no me ha permitido realizar su trabajo, discúlpeme por ser una estudiante mediocre.

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