Y preguntaron:
Exigente o sencillo?
- En la actualidad de estos tiempos no abarcan tan semejantes palabras, el significado se esfumó, se fue a otro lado, es un eco muerto entre tanta historia.
Atónito un poco confundido y con ceño fruncido exclamó:
- Tras semejante afirmación, entonces, como te catalogas?
Y él respondió...
- Soy un tanto exigente en este mundo tan volátil, tan básico y aburrido. Me gusta lo que a plena vista observas y te quedas perplejo, sin aliento, tratando de buscar explicación en razones lógicas que no encuentras.
Me gustan sus ojos color atardecer, soñando despierto con solo ver.
Me gusta el vaivén de sus caderas al caminar sin tener pasarela.
Me gusta sencilla con poco maquillaje, al natural se disfruta más.
Me gustan sus pechos sin gravedad, sentir su piel tibia junto a mi pecho es excepcional.
Me gusta esa línea Ecuatorial que existe justo antes de llegar al punto exacto de pecar.
Verla en bikini por todo mi hogar, jugar con su pelo y hacerlo explorar el sentir de un par de besos que nos invitan a soñar.
Un buso ajustado a su cuerpo, un bikini perfecto, una copa de vino colgada de su mano, una hoguera al finalizar el solar, es el punto exacto de invitarle a pecar.
Cuando en la humanidad se vuelva a sentir y no soñar, el mundo andará por los caminos correctos; porque en lo sencillo de una silueta, está lo exigente de una relación que debe perdurar.