El dorado en sus ojos no había sido visto en ningún tesoro, aquella mirada que penetra mi alma y corazón en un segundo dejándome sin oportunidad alguna de oponerme a ella. Tan solo con una idea en rondando en mi; Que fortuna sentir esa mirada.
Ella me observa fijamente detallando cada gesto y expresión mía, mientras le hablo acerca de cualquier trivialidad que habite en mi mente.
El tiempo parece frenarse de a poco mientras hablamos, tan solo puedo pensar lo hermosa que luce y un fuerte deseo de besarla; Sentir sus suaves labios, acariciar levemente sus mejillas y al separarme lentanmente centímetro por centímetro decirle "Te amo" de forma una manera segura y sincera.