Ser más femenina no se trata de seguir un molde o cumplir con una lista de requisitos externos. La verdadera feminidad nace de lo personal, se nutre de lo emocional y florece en lo superficial .

Comencemos desde lo más profundo: tu esencia personal. Ser femenina implica cuidar de ti misma como el mayor acto de amor propio. Una higiene dedicada no es solo una rutina, es una afirmación diaria de que mereces sentirte limpia, fresca y segura. Desde una ducha que se siente como un ritual, hasta la elección de cremas y perfumes que prolongan ese aroma delicioso que te acompaña todo el día, cada paso suma. Y no es por agradar a los demás —es por ti. Porque cuando tú te sientes bien, el mundo lo nota.

También está el cuerpo que habitas. No necesitas una dieta perfecta, sino una relación balanceada con la comida. Comer a tus horas, disfrutar lo que amas sin excesos y descansar bien —esas ocho horas sagradas sin el celular bajo la almohada— te devuelven energía, brillo, y te conectan con lo más vital: tu bienestar. Y no, no es lujo. Es necesidad.

Luego está ese espacio tan delicado y poderoso: tu mundo emocional. Las emociones son parte de nosotras, y aprender a navegar por ellas nos da una fuerza suave, pero firme. Tomarte un tiempo para respirar, ver tu serie favorita, preparar un té o simplemente estar contigo, no es ser perezosa ni egoísta. Es darte una pausa, como se la das a alguien que amas. Porque tú también mereces ser tratada con paciencia y cariño. Y si tienes pareja, recuerda: amar no es sinónimo de cambiar. Si alguien no celebra lo hermosa, coqueta o segura que eres… tal vez no está celebrando a la mujer real que eres.

Y sí, vamos a hablar de lo superficial —porque lo visible también cuenta. Vestirte de una forma que te empodere, maquillarte con intención, ejercitarte no solo por salud sino por sentirte fuerte… todo eso es parte de tu narrativa visual. No hay un solo estilo correcto. La feminidad no está en lo que usas, sino en cómo lo usas. Si algo te hace sentir tú —coqueta, suave, romántica, casual, alternativa—, entonces eso es exactamente lo que deberías usar. Y si mañana cambias de idea, también está bien. Las mujeres evolucionamos, crecemos, probamos, y seguimos brillando.