El Futuro Ya Está Tocando la Puerta (y No Viene Solo)
19 Abr, 2025
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Hace apenas 20 años, pensar en un teléfono sin botones era como imaginar un coche sin ruedas. Hoy, si alguien sacara un celular con teclas, seguramente provocaría risas o nostalgia .

Y lo que nos espera en las próximas dos décadas no es menos desconcertante: tecnologías impensables, hábitos que se verán obsoletos, problemas nuevos y algunos que simplemente se agravan. El futuro no se espera… se impone.


A principios de los 2000, Bill Gates apostaba por las tablets; Steve Jobs apostó por los celulares. El tiempo demostró que uno entendió el juego mejor que el otro. Pero incluso los titanes de la industria se equivocan, y eso nos recuerda una verdad incómoda: nadie sabe con certeza lo que viene.


Hoy vemos como lo más natural vivir pegados al celular. Dejar a un hijo sin acceso a internet puede parecer negligente, mientras que hace solo un par de décadas, tener saldo era un lujo. En 20 años, probablemente usar los dedos para movernos entre pantallas será tan anticuado como marcar un número en un teléfono de disco. La inteligencia artificial tomará las riendas de nuestras interacciones: "Muéstrame videos de gatos", "busca el mejor café", "elige perfiles con calificación alta". Todo con un comando de voz, sin mover un solo dedo.


Y aunque suena futurista, no es ciencia ficción. Es una tendencia que ya empezó. Lo mismo podría pasar con nuestra idea de salud, alimentación o incluso vida familiar. ¿Recuerdas los teléfonos públicos? ¿Las áreas para fumadores? Bueno, es posible que el cacao se vuelva un lujo, las frutas algo prohibitivo, y los mosquitos se conviertan en nuevos habitantes de zonas que antes les eran imposibles.


Al mismo tiempo, enfrentaremos un problema silencioso pero masivo: el envejecimiento poblacional. México, como muchos países, se acerca a un modelo europeo. Menos nacimientos, más adultos mayores, y sistemas de salud y pensiones a punto del colapso. Lo curioso es que hace dos décadas temíamos lo contrario: una sobrepoblación inmanejable. Ahora, tememos quedarnos sin jóvenes que empujen la maquinaria.


Esta transformación vendrá acompañada de un cambio cultural. La juventud se extenderá hacia los 40, incluso los 50. Se pospondrán decisiones que antes eran urgentes: comprar casa, tener hijos, establecerse. Lo de vivir con los padres hasta después de los 30 ya no será mal visto, sino una necesidad convertida en tendencia: construir en el terreno familiar, adaptar un cuarto, sobrevivir en espacios mínimos, pero instagrameables.


El relevo generacional también está en pausa. Las élites que gobiernan el presente difícilmente serán quienes sufran las consecuencias de sus decisiones en 30 o 40 años. Es un futuro diseñado por quienes no lo van a vivir del todo. Lo mismo ocurre con el medio ambiente: ¿cómo le explicas la urgencia de cuidar el planeta a generaciones que no quieren o no pueden tener descendencia?


Y no podemos olvidar algo más. Lo que empezó como memes y filtros está empujando la puerta para cambiarlo todo: la inteligencia artificial. Si se concreta una verdadera AGI (Inteligencia Artificial General), podríamos estar hablando del equivalente moderno al Proyecto Manhattan. Una revolución que no va a esperar a que estemos listos.

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