La soledad no es fuerza: es un llamado a reconstruir la comunidad
19 Abr, 2025
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Vivimos en la era de la conexión… pero ¿por qué cada vez más personas se sienten solas? Es irónico pensar que tenemos más acceso a otras personas que nunca antes en la historia, y al mismo tiempo, menos vínculos verdaderos. Ya no se trata solo de "no tener amigos", sino de sentir que no encajamos en ningún lugar .

Que somos piezas sueltas, tratando de encontrar sentido en una sociedad que glorifica la independencia hasta el aislamiento.


Hoy parece que todos vamos caminando con auriculares puestos, metidos en nuestras propias películas, interpretando el papel del protagonista… sin saber que el verdadero guion de la vida siempre ha sido colectivo. La comunidad —ese concepto que fue esencial para nuestros abuelos y que hoy parece una palabra antigua— ha sido reemplazada por pantallas, perfiles y seguidores. Pero los likes no dan abrazos. Los reels no escuchan cuando estás mal. Y los seguidores no te invitan a tomar un café cuando más lo necesitas.


No tener amigos cercanos ya no es una rareza, es un síntoma. Y el problema va más allá de lo personal: es cultural, estructural. Hemos convertido la autosuficiencia en una virtud absoluta, cuando la realidad es que nadie construye nada importante completamente solo. Claro, hay momentos para estar en silencio, para conocerte, para crecer en soledad. Pero vivir eternamente desconectado no es fortaleza: es una fuga disfrazada.


Nos hace falta recordar que estamos diseñados para convivir, para cooperar, para compartir. Que los vínculos sanan. Que ayudar a alguien más no solo le hace bien al otro, también nos regresa un sentido de propósito. Lo hemos olvidado porque nadie nos lo enseña ya. Porque creemos que armar una comunidad es un lujo, cuando en realidad es una necesidad.


Entonces, ¿qué podemos hacer? Empezar. Salir a buscar. No cualquier amistad, sino esas conexiones que suman. Personas con las que no solo puedas hablar de tus problemas, sino también construir, retarte, crecer. Personas con quienes hacer ejercicio, emprender algo juntos, aprender, compartir ideas. Y aunque al principio sea difícil, aunque sientas que no encajas o que no hay nadie como tú, tarde o temprano lo vas a lograr. Pero solo si estás dispuesto a intentarlo, una y otra vez.


Porque sí, estar solo por elección está bien. Pero estar solo porque no sabes cómo volver a conectar… eso no debería ser la norma.


Y aunque esta época se sienta individualista, fría y distante, aún tenemos la posibilidad de cambiar eso. No desde arriba. No desde las redes. Desde nosotros. Desde una conversación honesta, una invitación sincera, un encuentro cara a cara. A veces, el primer paso hacia una comunidad comienza con un simple: ¿quieres hablar?

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