Recuerdo que, cuando era más joven, tenía esa sensación constante de querer ayudar a quienes veía en dificultades, ya fuera en la calle, en un bar o en cualquier lugar. Me sentía mal por esas personas, y lo único que pensaba era que debía darles algo para aliviarlas, ya fuera dinero o alguna otra ayuda material .
Ella me explicó que sentir pena no era la respuesta adecuada, ya que cargar con la pena de otro no hace nada por esa persona. En cambio, lo que realmente importa es la compasión. La compasión es el acto de hacer algo por el otro, ya sea ofrecer una palabra amable, una sonrisa, o incluso, si podemos, ayudar de manera más tangible. La compasión no lleva consigo el peso de la lástima, sino el deseo genuino de contribuir a mejorar la situación de quien lo necesita.
Esa reflexión de mi madre me cambió por completo. Entendí que no debía mirar a los demás desde una posición de superioridad, ni cargar con su dolor. A veces, basta con mostrar humanidad. Como esa vez en Madrid, cuando vi a unos jóvenes intentando recaudar fondos para Greenpeace. En lugar de darles dinero o sentir pena por su esfuerzo, me acerqué a ellos y les ofrecí una sugerencia para mejorar su enfoque. Aquel pequeño gesto, una simple conversación, hizo una diferencia. No era una gran acción, pero sí un momento de conexión real, algo mucho más valioso que simplemente dar algo sin pensarlo.
La verdadera lección aquí es que, si puedes hacer algo por alguien, hazlo. Si no tienes los medios para ayudar de forma material, regala una sonrisa, una palabra de aliento o un gesto amable. No subestimes el poder de esos pequeños momentos. A veces, lo que más necesita una persona no es que se le mire con lástima, sino que se le trate con respeto, dignidad y, sobre todo, humanidad.
No le tengas pena a nadie. Mejor aún, conviértete en la persona que, en lugar de cargar con la pena, lleva una acción de compasión. Cambia tu enfoque y transforma ese impulso de pena en una oportunidad de hacer algo positivo. Recuerda que lo que importa no es cuánto podamos dar, sino cómo lo damos.