Hace un año falleció Peter Higgs, el físico teórico británico cuyo nombre quedará para siempre ligado a uno de los mayores descubrimientos de la física moderna: el bosón de Higgs. En 1964, Higgs propuso, de forma independiente al equipo formado por François Englert y Robert Brout, un mecanismo teórico que explica cómo las partículas fundamentales adquieren masa, una propiedad esencial para la existencia de la materia tal como la conocemos.
Durante décadas, esta propuesta permaneció como una elegante hipótesis, hasta que en 2012 fue confirmada experimentalmente por los detectores ATLAS y CMS del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) en el CERN .
Hoy, a un año de su partida, recordamos a Higgs no solo por su genialidad científica, sino por haber ayudado a responder una de las preguntas más profundas sobre el universo: ¿de dónde proviene la masa? Su legado sigue vivo en cada colisión de partículas que ocurre bajo los Alpes.