El movimiento de las agujas del reloj en el sentido horario, es decir, hacia la derecha, tiene sus raíces en la historia de la medición del tiempo y en la observación del movimiento del sol en el hemisferio norte.
Los primeros instrumentos para medir el tiempo fueron los relojes de sol. Estos relojes utilizaban la sombra proyectada por un objeto (gnomon) para indicar la hora.
En el hemisferio norte, donde se originaron los primeros relojes mecánicos, el sol se mueve a través del cielo de este a oeste .
Cuando se inventaron los relojes mecánicos con agujas, se adoptó este mismo sentido de movimiento para mantener la consistencia con la forma en que la gente estaba acostumbrada a leer la hora.
En el hemisferio sur, el movimiento aparente del sol es inverso, por lo que la sombra en un reloj de sol se mueve en sentido antihorario.
A pesar de esto, los relojes modernos en el hemisferio sur siguen girando en el sentido horario, debido a la estandarización global, Existiendo una excepción, el “Reloj del Sur” en Bolivia, el cual gira al revés, como símbolo de reivindicación de las culturas del hemisferio sur.
Aunque el sentido horario es predominante, no hay una razón física fundamental por la que los relojes deban girar en esa dirección. Podrían funcionar perfectamente en sentido antihorario.
La estandarización del sentido horario se consolidó durante la Edad Media, cuando los relojeros europeos comenzaron a producir relojes mecánicos en masa.
El concepto de "sentido horario" se ha extendido a otros ámbitos, como la descripción de movimientos circulares en matemáticas y física.
En resumen, el movimiento de las agujas del reloj hacia la derecha es una convención histórica basada en la observación del movimiento del sol en el hemisferio norte.