HELICOBACTER PYLORI es una bacteria que infecta el revestimiento del estómago y el duodeno, siendo una de las principales causas de enfermedades gástricas como la gastritis crónica, la úlcera péptica y, en algunos casos, el cáncer gástrico. Su nombre proviene de su morfología helicoidal y su afinidad por el epitelio gástrico .
HELICOBACTER PYLORI tiene una capacidad única para sobrevivir en el ambiente ácido del estómago gracias a su producción de ureasa, una enzima que descompone la urea en amoníaco y neutraliza la acidez gástrica. Esta adaptación le permite colonizar la mucosa del estómago y causar inflamación crónica. Su mecanismo de infección implica la adherencia a las células epiteliales, la producción de toxinas como la citotoxina vacuolizante A (VacA) y la proteína CagA, que pueden inducir daño celular, inflamación y alteraciones en la señalización celular.
La transmisión de HELICOBACTER PYLORI ocurre principalmente por vía oral-oral o fecal-oral, a través del consumo de agua o alimentos contaminados, o por contacto directo con saliva o vómito de una persona infectada. Es más prevalente en países en desarrollo, donde las condiciones sanitarias deficientes facilitan su propagación. La infección suele adquirirse en la infancia y puede permanecer asintomática durante años, aunque en algunos casos se manifiesta con síntomas como dolor epigástrico, distensión abdominal, náuseas, vómitos y pérdida de apetito.
El diagnóstico de HELICOBACTER PYLORI puede realizarse mediante pruebas invasivas y no invasivas. Entre las primeras, la endoscopia con biopsia permite la detección directa de la bacteria mediante tinción, cultivo o pruebas de ureasa. Las pruebas no invasivas incluyen el test de aliento con urea marcada con carbono 13 o 14, la detección de antígenos en heces y pruebas serológicas para la detección de anticuerpos, aunque estas últimas no diferencian entre una infección activa y una pasada.
El tratamiento de HELICOBACTER PYLORI se basa en una terapia combinada con antibióticos y un inhibidor de la bomba de protones para erradicar la bacteria y reducir la producción de ácido gástrico. El esquema más utilizado es la terapia triple, que combina un inhibidor de la bomba de protones (omeprazol, lansoprazol o esomeprazol) con dos antibióticos como claritromicina, amoxicilina o metronidazol. En casos de resistencia a antibióticos, se puede recurrir a la terapia cuádruple, que incluye bismuto. La erradicación de la bacteria reduce significativamente el riesgo de desarrollar complicaciones graves como úlceras recurrentes o cáncer gástrico.
HELICOBACTER PYLORI ha sido objeto de múltiples estudios debido a su implicación en la carcinogénesis gástrica. Se ha demostrado que la inflamación crónica inducida por la infección puede llevar a la atrofia gástrica, metaplasia intestinal y, eventualmente, a adenocarcinoma gástrico. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado a esta bacteria como un carcinógeno tipo I, lo que subraya la importancia de su detección y tratamiento oportunos.
A pesar de los avances en el tratamiento, la resistencia de HELICOBACTER PYLORI a los antibióticos es un desafío creciente. La disminución de la eficacia de los regímenes convencionales ha llevado a la búsqueda de nuevas estrategias terapéuticas, incluyendo el desarrollo de vacunas y el uso de probióticos como complemento para mejorar la erradicación y reducir los efectos secundarios de los antibióticos. La prevención de la infección requiere mejoras en las condiciones higiénicas, el acceso a agua potable y la educación sobre prácticas de saneamiento adecuadas.
HELICOBACTER PYLORI sigue siendo un problema de salud pública con un impacto significativo en la morbilidad gastrointestinal. Su detección temprana y tratamiento adecuado son fundamentales para prevenir complicaciones severas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. La investigación continua sobre su patogénesis, resistencia a los antibióticos y nuevas opciones terapéuticas es crucial para el manejo efectivo de esta infección.