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En la era digital, las redes sociales se han convertido en un campo de batalla donde cada “me gusta” y cada comentario cuenta como una victoria.
Pero, ¿a qué precio estamos ganando esas batallas? Hoy en día, es cada vez más común que nos devoremos unos a otros en busca de aceptación, visibilidad y reconocimiento.
Y no, no hablo de un canibalismo literal. Hablamos de un canibalismo moderno, donde las armas no son cuchillos, sino publicaciones, fotos, hashtags y etiquetas.
Lo que antes se consideraba una comunidad de apoyo se ha transformado, en muchos casos, en un circo romano de competencia desmedida .
Cada publicación se convierte en una oportunidad para rugir más fuerte que el otro, para demostrar que somos más exitosos, más felices, más perfectos.
La línea entre compartir nuestras vidas y “consumir” las de los demás es cada vez más fina.
Cada vez es más común ver a personas aprovechándose del sufrimiento ajeno, la vulnerabilidad, o incluso la vulnerabilidad de sí mismos, todo con tal de atraer atención.
El “canibalismo digital” no se trata solo de destruir al otro, sino también de consumirnos a nosotros mismos. Exponemos nuestra intimidad sin miedo, o incluso más bien con "ansias" de validación, arriesgando nuestra salud emocional y mental a cambio de unos pocos clics.
Nos “devoramos” emocionalmente cada vez que nos comparamos con otros o buscamos la aprobación constante.
La presión por mantener una imagen perfecta nos hace devorar sin escrúpulos nuestra autenticidad, reemplazándola por versiones filtradas de lo que los demás esperan ver.
Pero, ¿qué sucede cuando nos damos cuenta de que estamos atrapados en este ciclo?
¿Es posible salir del juego y encontrar un equilibrio entre la autenticidad y el “éxito” digital?
El canibalismo moderno es una trampa silenciosa que nos consume poco a poco, pero lo más peligroso no es que nos devoremos entre nosotros, sino que lo hagamos sin darnos cuenta.
Así que, la próxima vez que publiques algo en tu perfil o navegues por tu feed, pregúntate: ¿estoy alimentando este ciclo o buscando una manera de salir de él? Porque, en este mundo digital, todos estamos un poco "en el mismo plato".
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