Sí, lo dejé de querer.
Lo hice cuando una semana después no vino.
Lo dejé de querer cuando pasaba la segunda y no venia a hablar para solucionarlo.
Lo dejé de querer cuando, después de tanto, volví a estar sola.
Lo hice cuando simplemente pedía perdón y quería ser amigos.
Lo dejé de querer cuando me vi decepcionada de lo fácil que había sido quitarme de la ecuación.
Lo dejé de querer cuando estuvo tanto tiempo sin confiar en mi.
Lo hice porque aunque yo aun le quería, se me abrieron los ojos.
Lo dejé de querer porque ya no me quería.
Lo dejé de querer cuando todo aquello que había hecho, lo interioricé y lo entendí.
No tuve ningún problema en hacerlo. Porque él ya no se merecía nada mío .