Hugh Glass sobrevivió en el invierno de 1823 al verse atrapado en una tormenta de nieve en las Montañas Rocosas. Su salvación fue construir un refugio cavando lateralmente en la nieve, lo cual le permitió aislarse del viento y conservar el calor corporal.
El siguiente paso crucial fue encender un fuego .
Mantenerse seco también era esencial, ya que la ropa mojada roba calor rápidamente. Glass escurría su ropa mojada y usaba hierba seca entre las capas para aislarse.
Sabía que moverse en una tormenta invernal gastaba energía innecesaria, por lo que acampaba y esperaba a que pasara. La tormenta siempre pasa, pero a la montaña no le importa si sobrevives; eso solo te importa a ti.