13 de abril de 2017
No sé cuántas noches habrán pasado desde entonces, lo único que sé es que no la olvido, la recuerdo como si hubiera sido ayer. Cada movimiento se quedó grabado en mi, espero que en ti también.
Te mentiría si te dijera que no quiero que vuelva a repetirse; no sabes cuánto te he querido y cuánto te quiero; si bien es cierto que eres lo opuesto a mi, en otras situaciones eres mi simetría perfecta .
¿Qué tienes? ¿Por qué yo? O mejor dicho, ¿por qué tú? No encuentro una respuesta exacta. Podría achacar todo esto a que me atraes; puede que sea una de las múltiples razones, tambíen podría relacionarlo con todo lo que he sentido por ti, pero sin duda afirmo que no hay nadie como tú para mi.
No eres especial, tampoco del montón, eres tú, con tus manías y defectos, con tus risas y borderías. Tú, aquella persona a la que soy capaz de odiar y amar veinte veces por minuto, por el único que he sido capaz de dar mi brazo a torcer.
Como dice Morat: "Yo, yo te salvé de mil tormentas. Pueden ser más perdí la cuenta. Y yo también te voy a rogar y yo nunca ruego. Acepto ser la perdedora, porque sé que esto ya no es un juego" o al menos para mí.
Amigo mío, si es que así puedo calificarte, ¿qué será de todo esto? ¿Acaso ambos vamos a vencer nuestro ego y nuestro miedo y vamos a decirnos cara a cara todo lo que sentimos por el otro? ¿Qué sería de mi sin ti, estúpido? No quiero imaginarmelo.
Lo siento, por esta impotencia tan grande, por no tener cojones de decirte las cosas claras, aunque las entiendas por ti solo. Lo siento si todo esto no empieza (o acaba, quién sabe) por mi culpa.
Te pido que te quedes, pase lo que pase, me complementas, te necesito.
