VIVIR LEJOS DE CASA NO ES PARA TODOS.....
Debes tener un corazón grande, lo suficientemente grande como para empacar todo lo que dejas: Alegrías y dolores, amigos y amores.
Este bagaje cardíaco late incluso cuando tocas un suelo que no te pertenece o cuando estás acostado en un colchón que no tiene tu forma y una almohada incómoda, y miras al techo preguntándote adónde vas?
Amigos que no son tuyos, una ciudad que no es tuya. Debes tener un corazón grande, tan grande para hacer cosas nuevas .
Un gran corazón, pero no demasiado fuerte... y
entonces ahí es donde se detiene. Está bajo arresto, te confunde y no sabe quién eres.
Así que te acuestas en el colchón que ahora ha sufrido un poco tu peso, y la almohada es más suave por un lado y te preguntas en quién te estás convirtiendo más allá de preguntarte a donde vas?
Porque cuando te vas, más que moverte hacia un lugar, vas hacia un destino, el tuyo. Estamos hechos de otra pasta, quien no lo ha vivido no podrá entenderlo…
☮️ Sembradores de Paz
Esta reflexión sobre vivir lejos de casa nos habla de una experiencia profundamente transformadora y, a la vez, exigente a nivel emocional. Nos plantea que cuando decidimos abandonar ese lugar familiar, no es solo un movimiento geográfico, sino un traslado del corazón, una carga emocional que involucra tanto las alegrías compartidas como los dolores vividos en nuestro hogar.
Vivir lejos de casa exige un "corazón grande":
El texto nos recuerda que para emprender ese viaje emocional y físico es necesario portarnos con nosotros un bagaje lleno de recuerdos, experiencias y afectos. Creer en la posibilidad de hacer nuevas conexiones y establecer raíces en territorios ajenos implica tener la capacidad de soltar, a veces dolorosamente, lo que dejamos atrás. Es una invitación a abrir el corazón a nuevas vivencias, mientras se preserva lo esencial de nuestro ser.
El desafío de lo desconocido:
Se refleja en cada palabra esa sensación de incertidumbre que se apodera del que se encuentra en un entorno que no es propio: lo incómodo del colchón, la extrañeza de la almohada y la pregunta constante sobre el rumbo y el destino. Esa sensación de desconexión entre lo que éramos y lo que estamos a punto de descubrir es un recordatorio de que vivir lejos de casa implica reinventarse. Se trata de un proceso donde la identidad se ve desafiada y, a la vez, se expande en la búsqueda de un "yo" más auténtico.
El encuentro con uno mismo:
Vivimos la paradoja de estar en un sitio nuevo, experimentar momentos de soledad y, sin embargo, encontrarnos a nosotros mismos en medio de la transformación. El viaje no es solo físico, sino espiritual. Al desprendernos de lo familiar, podemos descubrir fortalezas y potenciales que no conocíamos, y construir una identidad que trascienda los límites geográficos.
El riesgo de perderse y la oportunidad de encontrarse:
El mensaje también toca el temor a perderse, a que el peso del bagaje emocional pueda confundirnos o detener nuestro crecimiento. Vivir lejos de casa significa apostar por la evolución personal, a veces enfrentándose a la soledad y a la nostalgia, pero también abrazando la posibilidad de crecer, de aprender de cada desafío y de transformar cada obstáculo en una lección vital.
En conclusión, la reflexión nos invita a cuestionar si estamos preparados para esta aventura de vivir lejos de lo que conocemos; nos reta a tener un corazón lo suficientemente grande para abrazar nuevos comienzos, sin olvidar la esencia de quien somos. ¿Te has preguntado alguna vez cuán grande es tu corazón para sostener el peso de tus recuerdos y, al mismo tiempo, estar abierto a lo nuevo? Vivir lejos no es solo trasladarse, es un desafío de autenticidad y crecimiento que, a pesar de sus dificultades, puede llevarnos a descubrir nuestra verdadera capacidad de resiliencia y amor por la vida.
☯️ Nelson da Costa Networker
