La Monja Embarazada de Salvatore Grita, escultor Siciliano.
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"La monja embarazada": una escultura que denuncia el sufrimiento silenciado


 


Una joven monja se reclina sobre las ruinas de una habitación que parece cerrarse sobre ella, devorándola lentamente. Lleva los hábitos monásticos, pero su mano descansa sobre un detalle que rompe con esta imagen tradicional: la evidente señal de un embarazo avanzado .

Al pie de esta poderosa escultura, una frase impactante ayuda a contextualizar la escena:


"A los protectores y partidarios del voto antinatural".


 


El autor de esta obra profundamente conmovedora es el escultor siciliano Salvatore Grita, quien la creó entre 1860 y 1870, un período marcado por profundas transformaciones sociales y políticas en Italia, de las cuales el arte fue un vehículo esencial para la denuncia y la reflexión.


 


Durante aquella época, una práctica cruel se extendía por toda la península italiana: las madres solteras eran castigadas con el monacato forzado, obligadas a tomar los votos religiosos durante el embarazo. Inmediatamente después del parto, sus hijos eran arrebatados para ser criados en orfanatos, mientras las jóvenes quedaban atrapadas de por vida en conventos, separadas para siempre de sus bebés.


 


Salvatore Grita no era ajeno a esta dolorosa realidad; él mismo la había vivido en carne propia. Su madre había quedado embarazada siendo muy joven y, tras nacer, él fue confiado a un convento de monjas de clausura. Su padre no lo reconoció hasta 1854, cuando Grita tenía ya 26 años. Esta experiencia traumática marcó profundamente al artista e inspiró su creación.


 


La escultura expresa intensamente la desesperación, la impotencia y el sufrimiento de una mujer que no es dueña ni de su cuerpo ni de su espiritualidad. Su postura parece querer proteger a su hijo aún no nacido, intentando inútilmente esconderlo de quienes pronto se lo arrebatarán. A través de esta obra, Salvatore Grita alzó una voz poderosa contra una injusticia social que condenaba a madres e hijos a una vida de dolor y separación forzada.


 


La obra continúa hoy impactando a quienes la contemplan, recordándonos cómo el arte puede convertirse en testimonio silencioso y poderoso de los sufrimientos humanos que la historia ha intentado ocultar.

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