El chivo expiatorio
Hoy en día, se considera que un chivo expiatorio es alguien a quien se culpa injustamente por todo lo que sale mal, alguien inocente que sufre acoso y castigo por errores que no cometió. Sin embargo, esta expresión no es solo un dicho común; históricamente existió en realidad como una figura con una función claramente definida.
En la época feudal, un "chivo expiatorio" no era exactamente una profesión, sino más bien una vocación .
Un ejemplo histórico conocido lo representa Eduardo VI de Inglaterra, quien tenía a su propio chivo expiatorio. Paradójicamente, este método resultaba efectivo para disciplinar al joven aristócrata, ya que, debido al vínculo emocional y amistoso que se establecía entre ambos niños, el noble sentía remordimiento y se veía motivado a corregir su comportamiento al ver sufrir a su amigo por culpa de sus propias faltas.