La figura mitológica de Hermafrodito, hijo de Hermes y Afrodita en la tradición griega, encarna la fusión de los géneros masculino y femenino, simbolizando la dualidad y la ambigüedad en la cosmovisión antigua. Su mito, narrado principalmente por Ovidio en *Las metamorfosis* (siglo I d.C.), relata cómo el joven, de extraordinaria belleza, atrajo la pasión de la náyade Salmacis .
El mito refleja las concepciones antiguas sobre la identidad sexual y la naturaleza fluida de los cuerpos, vinculándose a rituales y cultos que celebraban la integración de opuestos. En el arte y la literatura clásica, Hermafrodito fue representado como una figura ambivalente, a menudo asociada con la fertilidad y la armonía cósmica. Su historia también alude a tensiones culturales entre lo masculino y lo femenino, explorando miedos y fascinaciones ante lo híbrido.