Hace 128 años: Italia es derrotada en Etiopía 
2 Mar, 2025
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Hoy, hace 128 años: Italia es derrotada en Etiopía 


 


La Batalla de Adua, librada el 1 de marzo de 1896 en el norte de Etiopía, representa un hito en la historia anticolonial africana al marcar la primera derrota decisiva de una potencia europea —el Reino de Italia— por parte de un Estado africano independiente. Este enfrentamiento fue el clímax de las tensiones derivadas del expansionismo italiano en el Cuerno de África, impulsado por la Conferencia de Berlín (1884-1885) y el Tratado de Wuchale (1889), cuyas cláusulas ambiguas —especialmente en su versión en amárico, que Etiopía interpretó como una alianza bilateral, mientras Italia la consideró un protectorado— desencadenaron el conflicto .

El emperador etíope Menelik II, hábil diplomático y estratega, consolidó una coalición multiétnica que unió a reinos y líderes regionales bajo su mando, movilizando entre 80.000 y 120.000 combatientes equipados con armamento moderno adquirido mediante acuerdos con potencias rivales de Italia, como Francia y Rusia.  


 


Las fuerzas italianas, dirigidas por el general Oreste Baratieri, subestimaron la capacidad militar etíope y cometieron errores tácticos cruciales. Confiados en su superioridad tecnológica, avanzaron en columnas dispersas por un terreno montañoso, facilitando su aislamiento. La estrategia etíope, basada en el conocimiento geográfico y la coordinación entre la caballería, la infantería y la artillería, permitió rodear y aniquilar a las tropas invasoras. La batalla concluyó con la muerte de aproximadamente 7.000 soldados italianos y 1.500 askaris (tropas africanas aliadas de Italia), junto a 10.000 heridos y prisioneros, mientras Etiopía sufrió entre 3.000 y 4.000 bajas.  


 


La victoria etíope tuvo repercusiones geopolíticas inmediatas: el Tratado de Adís Abeba (1896) reconoció la plena soberanía de Etiopía, consolidándola como símbolo de resistencia anticolonial. Para Italia, la humillación en Adua generó una crisis política y una redefinición de su imperialismo, que se orientaría posteriormente hacia Libia y el Cuerno de África en el siglo XX. A nivel global, el triunfo de Menelik II desafió el mito de la invencibilidad europea, inspirando movimientos anticoloniales en África y Asia. La batalla también reveló las limitaciones del colonialismo en contextos donde las sociedades locales poseían estructuras estatales cohesionadas y acceso a recursos bélicos modernos, un fenómeno excepcional en el África subsahariana de la época. Estudios recientes destacan, además, el papel de la diplomacia etíope en el sistema internacional, que supo aprovechar las rivalidades entre potencias para preservar su independencia.

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