Cuando era pequeña me gustaban muchos niños de mi clase, como a cualquier niña, pero lo que más encontraba extraño era que a veces me sentía atraída por chicas. En ese entonces pensé: "Deberia elegír con cuáles me quedo" Como todas mis amigas siempre estaban tras los chicos, decidí fijarme en los chicos.
El problema es que pasaban los años y no cambiaba .
Pasó el tiempo, cuando llegamos al instituto empezamos a hablar sobre chicos. Muchas veces nos preguntábamos quién nos gustaba, y a mis amigas solo le gustaban chicos. Por lo que las veces que me gustaban chicas, simplemente decía que no habia nadie. La verdad es que me ponía incómoda decírselo.
Luego me mudé, tuve que hacer amigos nuevos. Empecé a hacer amigas, y la verdad es que también les mentía. Después de un tiempo, tras conocerlas mejor, hablar más... Empezó a molestarme la idea de no decirles la verdad, pero la verdad es que ni yo sabía qué era, ni qué me gustaba. Durante un tiempo empecé a pensar que no merecía ser su amiga, que era una mala persona por gustarme ambos sexos.
Un día no pude más y se lo dije, pensaba que me odiarían, pero no me gustaba mentirles. Para mi sorpresa, no se enfadaron, más bien me explicaron que había gente así. Y que aun así me querían mucho.
Eso me conmovió. Decidí contárselo a mis otras amigas también, pero para mi sorpresa, al decírselo, muchas dejaron de hablarme, ahí fue donde descubrí quiénes eran mis verdaderas amigas.
Esa experiencia me ayudó mucho, y puede pareceros una tontería, pero para mi fue algo muy importante. Este tipo de experiencias te ayudan a amarte y apreciarte (no lo malinterpretéis, yo preferiría que aprendierais a amaros sin estas experiencias).
Y aquí os dejo un mensaje para los que sufrais por algo así o lo hayáis hecho:
SIM IMPORTAR EL TIPO DE AMOR, AMAR NUNCA ES MALO.