En la década de 1950, sin saberlo, una mujer dejó un legado que revolucionaría la medicina moderna y salvaría innumerables vidas. Su nombre era Henrietta Lacks.
Henrietta Lacks nació el 1 de agosto de 1920 en Roanoke, Virginia, en una familia afroamericana que enfrentaba desafíos económicos y sociales .
A diferencia de las células normales, las células de Henrietta, conocidas como HeLa, tenían una capacidad extraordinaria para dividirse y reproducirse indefinidamente en laboratorio. Esta característica hizo que las células HeLa se convirtieran en una herramienta invaluable para la investigación médica. Desde entonces, las células HeLa se han utilizado en numerosos estudios científicos, incluyendo el desarrollo de la vacuna contra la polio, la investigación del cáncer, y los avances en tratamientos para enfermedades como el VIH/SIDA.
A pesar de su contribución involuntaria a la ciencia, la historia de Henrietta Lacks y la obtención de sus células plantea importantes cuestiones éticas sobre el consentimiento y los derechos de los pacientes. La familia Lacks no tuvo conocimiento del uso de las células de Henrietta hasta décadas más tarde, lo que generó un debate sobre la ética de la investigación médica.
Las células HeLa se han replicado millones de veces y se han enviado a laboratorios de todo el mundo. Incluso han viajado al espacio, convirtiendo a Henrietta Lacks en una de las personas más influyentes en la historia de la medicina.