En 1948, en las montañas de Altai, Siberia, se desenterró una bota de mujer de 2.300 años de antigüedad, notablemente bien conservada, junto con joyas, comida y armas, revelando detalles de la civilización escita. Los escitas, nómadas que prosperaron entre los siglos IX y II a.C., eran conocidos por sus elaboradas costumbres funerarias, enterrando a sus muertos con valiosas posesiones .
La bota, hecha de cuero rojo y decorada con cristales de pirita y cuentas negras, refleja las habilidades artísticas avanzadas de los escitas. Además, su estado de conservación y los objetos encontrados junto a ella sugieren un significado ceremonial o simbólico relacionado con el estatus del individuo enterrado. Este hallazgo ofrece una visión única de la vida, los rituales y la cultura escita, destacando la intrincada artesanía de esta civilización y la capacidad de las condiciones de Altai para preservar estos tesoros durante milenios.