En enero de 1992, el buque Ever Laurel perdió un contenedor en el océano Pacífico que transportaba alrededor de 29.000 juguetes de plástico, en su mayoría patitos de goma, junto con otros animales como tortugas y castores. Meses más tarde, estos juguetes empezaron a llegar a las costas de Alaska, ubicadas a más de 3.270 kilómetros del lugar del accidente .