En 2021, un notable descubrimiento arqueológico fue realizado por un equipo de la Universidad Nacional de San Marcos en un cementerio subterráneo cerca de Lima, Perú. Ubicado en Cajamarquilla, a unos 15.5 millas de Lima, el equipo destapó una momia notablemente bien conservada, fuertemente envuelta en cuerdas, con sus manos delicadamente colocadas sobre su cara.

Esta intrigante cifra, estimada entre 800 y 1.200 años de antigüedad, fue encontrada en una posición fetal, lo que corresponde a una práctica de entierro comúnmente vista en el sur del Perú durante ese tiempo, como señalaron los investigadores.

Junto a la momia, el cementerio reveló una serie de artefactos, incluyendo cerámica, restos vegetales y herramientas de piedra, ofreciendo inestimables ideas sobre las tradiciones funerarias y la vida diaria de las antiguas civilizaciones peruanas.

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