Hay días que no necesitan calendario, días que viven en el eco de un “te quiero” susurrado sin prisa. El Día del Amor y la Amistad no es una fecha, es un recuerdo que se queda en los rincones de la memoria, un abrazo que sigue abrigando aunque haya pasado el tiempo.
No se trata de regalos ni de flores que marchitan en un jarrón .
El amor no siempre grita a veces susurra. Se esconde en gestos pequeños: en preparar café por la mañana, en escuchar una historia por quinta vez sin interrupciones, en esperar en silencio cuando el otro se rompe en pedazos. Es la promesa de estar, sin importar las tormentas.
Y la amistad… ah, la amistad es el refugio en el que nos escondemos cuando el mundo se vuelve pesado. Es un “cómo estás” que pregunta de verdad, es caminar juntos aunque los caminos sean distintos. Son las conversaciones que saltan de la risa al llanto sin aviso, el abrazo que llega justo cuando las palabras no bastan.
Hoy no necesitas grandes gestos. Solo recuerda a quien amas, a quien te acompaña en las sombras y las luces. Porque al final, el amor y la amistad no son fechas en el calendario, sino el eco de un “te quiero” que sigue sonando, incluso cuando ya no se pronuncia.