Según los encefalogramas, una de cada cuatro personas en coma con lesiones cerebrales podría conservar algún grado de consciencia, a pesar de no responder a estímulos externos.
Las experiencias cercanas a la muerte (ECM) observadas en entornos hospitalarios hacen pensar en algún tipo de "Supraconciencia" que trasciende el cuerpo físico.
Uno de los pilares de esta propuesta es la conexión con la física. Los principios de no localidad y entrelazamiento cuántico sugieren que la consciencia podría extenderse más allá de las limitaciones impuestas por el cerebro y el cuerpo, de manera similar a cómo las partículas cuánticas pueden influirse mutuamente de forma instantánea sin importar la distancia que las separa.
Esta perspectiva invita a replantear la relación entre mente y materia, abriendo la posibilidad de que la consciencia sea una propiedad fundamental e inherente al tejido mismo del universo.
No obstante, aunque el entrelazamiento cuántico genera correlaciones instantáneas entre partículas, esto no equivale a la transmisión de información a una velocidad superior a la de la luz .