Aunque la ciudad de Nínive se mencionaba en la Biblia, no existía ninguna evidencia arqueológica de su existencia, lo que hacía que algunos hicieran referencia a su posible carácter mítico. Sin embargo, en 1847 el arqueólogo británico Austen Henry Layard descubrió el palacio de Senaquerib, que tenía 71 habitaciones y colosales bajorrelives .