Deja de minimizar lo que eres .
No puedes tener verdadera confianza si solo te enfocas en cómo luces. ¿Te conoces realmente más allá de tu reflejo? ¿Sabes qué te apasiona? ¿Cuándo fue la última vez que aprendiste algo nuevo? Tu seguridad aumenta cuando te das cuenta de que eres mucho más que una apariencia. Dedica tiempo a explorar tus intereses, leer sobre temas que te desafíen y descubrir qué te hace único. Porque cuando te conoces, te gustas. Y cuando te gustas, te proyectas con seguridad.
Quizá suene raro, pero verte y hablarte con amor frente al espejo es un truco poderoso. En lugar de mirarte con críticas, cambia la narrativa: mírate y di "¡Qué guap@ eres, qué increíble te ves, qué energía tan brutal tienes!". Al principio te sentirás extraño, pero poco a poco se convertirá en una costumbre natural. Si logras conquistarte a ti mism@, atraerás lo que deseas sin esfuerzo. La seguridad es contagiosa.
Preguntar “¿Te gusta mi outfit?” parece inofensivo, pero en el fondo estás cediendo el poder de decisión. Si a ti te encanta lo que llevas, basta. No necesitas la aprobación de nadie más. La próxima vez que dudes en algo, pregúntate: ¿Me gusta a mí? Si la respuesta es sí, entonces no necesitas más opiniones. Aprende a confiar en tu propio criterio y verás cómo la seguridad en ti mism@ se dispara.
La escritura y la meditación son herramientas poderosas para reprogramar tu mente. Escribe sobre cómo te sientes, lo que quieres lograr, los pensamientos que te rondan. Es como leerte a ti mism@, como si fueras tu personaje favorito en un libro. Y medita: visualiza esa versión segura, magnética y radiante de ti. Si puedes sentirlo, puedes crearlo.
Habrá días en los que te sientas en la cima del mundo y otros en los que dudes de todo. Pero eso no significa que hayas perdido tu esencia. Es como el sol en un día nublado: aunque no lo veas, sigue ahí. No permitas que un mal día defina tu valor. La clave es mantenerte firme en quién eres, incluso cuando el reflejo no sea tan claro.