La valentía no siempre se ve como un gran acto heroico. No siempre es saltar al vacío sin miedo o enfrentar lo imposible sin dudar .

Piensa en un momento en el que enfrentaste algo que te asustaba. Tal vez fue una decisión importante, un paso fuera de tu zona de confort o incluso seguir adelante cuando todo se sentía cuesta arriba. ¿Recuerdas esa sensación de duda, inseguridad o incluso agotamiento? Pero aún así, lo hiciste. Diste el paso. Avanzaste. Eso es valentía.

La valentía no es la ausencia de miedo, sino tu capacidad de moverte a pesar de él. Y muchas veces, no nos damos el crédito por esos momentos. Creemos que solo los grandes logros cuentan, pero cada pequeño paso tiene su peso. Cada vez que enfrentaste algo difícil, te demostraste a ti mismo que eres más fuerte de lo que pensabas.

Ahora, respira profundo y repite conmigo:

? Soy más valiente de lo que creo.
? Tengo la capacidad de enfrentar lo que venga.
? Cada paso que doy me conecta con mi fuerza interior.

Deja que estas palabras te abracen. Deja que se queden contigo. Porque sí, el miedo a veces grita fuerte, llenando tu mente de dudas: ¿Y si no puedo? ¿Y si no sale bien? Pero recuerda: el miedo no tiene que tomar las decisiones por ti.

Si hoy sientes miedo, pregúntate: ¿Qué pequeño paso puedo dar ahora mismo? La valentía no siempre es un gran salto. A veces, es solo moverte un poco hacia adelante. Eso ya hace la diferencia.

Hoy es un buen día para reconocer tu propia fuerza, para darte crédito por todo lo que has enfrentado y por todo lo que has superado. No importa qué tan grande o pequeño haya sido, cada paso cuenta.