¿Sabías que uno de los avances médicos más importantes de la historia fue descubierto por accidente? Hoy te contamos la increíble historia de Wilhelm Röntgen y cómo su curiosidad lo llevó a descubrir los rayos X, cambiando la medicina para siempre.
En 1895, Wilhelm Röntgen, un físico alemán, estaba experimentando con tubos de rayos catódicos en su laboratorio. Mientras trabajaba, notó algo extraño: un resplandor proveniente de una pantalla cubierta con un material fluorescente, a pesar de que el tubo estaba cubierto con cartón negro .
Para probar su descubrimiento, colocó la mano de su esposa, Anna Bertha, sobre una placa fotográfica y la expuso a los rayos X. La imagen resultante mostró los huesos de su mano con claridad, incluyendo su anillo de boda. Fue la primera radiografía de la historia, y Anna Bertha, al verla, exclamó: "¡He visto mi muerte!"
El descubrimiento de Röntgen revolucionó la medicina, permitiendo a los médicos ver el interior del cuerpo humano sin necesidad de cirugía. En 1901, Röntgen recibió el primer Premio Nobel de Física por su hallazgo, aunque él nunca patentó su descubrimiento, creyendo que debía ser de beneficio para toda la humanidad.
Dato curioso:
A pesar de su impacto, Röntgen era un hombre modesto. Cuando le preguntaron qué pensaba al descubrir los rayos X, simplemente respondió: "No pensé, investigué."
