En las profundidades del internet chino surgió una figura inesperada que capturó la atención del mundo: Xiao Xiao, una mujer con una condición especial que se hizo viral gracias a su energía explosiva y su inconfundible estilo. Su historia es una montaña rusa de popularidad, controversia y censura, que la llevó a convertirse en un fenómeno global… solo para desaparecer abruptamente de la red.
Pero, ¿qué llevó al gobierno chino a prohibirla?
Todo comenzó con unos videos aparentemente inofensivos .
Su peculiar estilo, combinado con su inseparable amiga Wong Lan Lan (conocida como Wolo), la hizo ganarse una base de seguidores devotos. Sus videos acumulaban millones de vistas, sus peinados se volvieron tendencia e incluso empezó a ser considerada una celebridad en ciertos círculos.
Pero lo que empezó como un fenómeno de entretenimiento terminó convirtiéndose en un problema para las autoridades chinas.
A medida que Xiao Xiao ganaba notoriedad, comenzaron a surgir preocupaciones sobre su bienestar. Su reacción agresiva en los videos llevó a algunos a sospechar que estaba siendo explotada para generar contenido viral. La teoría más alarmante sugería que sufría maltratos en su entorno familiar y que las provocaciones en los videos no eran simples coincidencias, sino situaciones forzadas para generar reacciones que atrajeran vistas.
Los rumores se intensificaron cuando un video mostró a su madre con un palo en la mano, aparentemente regañándola. Los internautas no tardaron en señalar esto como una prueba de abuso, lo que encendió las alarmas en China.
El gobierno chino tomó cartas en el asunto. Se realizó una investigación oficial para determinar si Xiao Xiao estaba siendo víctima de explotación o violencia doméstica. El resultado fue ambiguo: aunque no se encontraron pruebas concluyentes de abuso, se determinó que su entorno no era "óptimo".
El 19 de diciembre de 2020, la cuenta de Xiao Xiao en Douyin (el TikTok chino) fue baneada sin previo aviso. La razón oficial: "comportamiento inapropiado". Pero detrás de esta explicación superficial, había algo más profundo.
Las autoridades chinas justificaron el bloqueo argumentando que los videos de Xiao Xiao promovían una imagen negativa de la población china y que su comportamiento no era un ejemplo adecuado para la sociedad. Además, el hecho de que su contenido llegara a audiencias internacionales generó incomodidad en un país que controla férreamente la narrativa sobre su imagen en el exterior.
En otras palabras, Xiao Xiao no encajaba en el molde de lo que el gobierno quería mostrar al mundo.
Tras su desaparición de las redes, surgieron rumores de que Xiao Xiao había fallecido, lo que llevó a sus seguidores a especular sobre su destino. Sin embargo, esta noticia resultó ser falsa.
Aunque su presencia en internet es prácticamente inexistente, se sabe que aún sigue activa, participando en performances callejeros lejos de las plataformas digitales. Su historia es un recordatorio de cómo el internet puede catapultar a una persona a la fama y, en un instante, hacerla desaparecer por completo.
