Te tomas una pastilla para el dolor de cabeza… y al rato te sientes mejor. Pero, ¿cómo supo ese medicamento que debía actuar justo ahí? ¿Tiene algún tipo de GPS interno que lo dirige al lugar correcto? La realidad es más sorprendente (y compleja) de lo que imaginas.
? El viaje de una pastillaCuando ingieres un medicamento, este se disuelve en el estómago o en el intestino delgado y pasa al torrente sanguíneo .
? Cómo actúan los medicamentosCada fármaco tiene un mecanismo diferente, pero muchos funcionan uniéndose a proteínas llamadas receptores, que actúan como cerraduras moleculares en nuestras células. Si una molécula de medicamento (la llave) encaja perfectamente en el receptor, se desencadena una respuesta. Algunos medicamentos (agonistas) activan estas cerraduras, como la morfina, que se une a los receptores de opioides para bloquear el dolor. Otros (antagonistas), como la naloxona, ocupan los receptores sin activarlos, bloqueando los efectos de sustancias como los opioides.
? Efectos inesperados y serendipiaLo más curioso es que muchos medicamentos se descubrieron por accidente. El viagra, por ejemplo, fue diseñado para tratar la presión arterial, pero se hizo famoso por otro efecto secundario. La talidomida, que causó malformaciones congénitas en bebés, hoy se usa para tratar el cáncer y la lepra. El minoxidil, pensado para la hipertensión, terminó revolucionando los tratamientos contra la calvicie.
? Medicina personalizadaNo todos respondemos igual a los fármacos. Factores como la edad, el metabolismo, las enfermedades preexistentes y hasta nuestros genes pueden influir en la efectividad de un medicamento. Gracias a la farmacogenética, cada vez es más posible personalizar los tratamientos para lograr mejores resultados con menos efectos adversos.